PARASHÁ – Capítulo 19
19:1 Dios habló a Moisés y a Aarón, diciendo:
19:2 Esta es la ordenanza de la ley que Dios ha prescrito, diciendo: Di a los
hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya
falta, sobre la cual no se haya puesto yugo;
19:3 y la daréis a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y
la hará degollar en su presencia.
19:4 Y Eleazar el sacerdote tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la
parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces;
19:5 y hará quemar la vaca ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con
su estiércol, hará quemar.
19:6 Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo
echará en medio del fuego en que arde la vaca.
19:7 El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua,
y después entrará en el campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche.
19:8 Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en
agua su cuerpo, y será inmundo hasta la noche.
19:9 Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del
campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de
Israel para el agua de purificación; es una expiación.
19:10 Y el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será
inmundo hasta la noche; y será estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y
para el extranjero que mora entre ellos.
19:11 El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días.
19:12 Al tercer día se purificará con aquella agua, y al séptimo día será
limpio; y si al tercer día no se purificare, no será limpio al séptimo día.
19:13 Todo aquel que tocare cadáver de cualquier persona, y no se purificare,
el tabernáculo de Dios contaminó, y aquella persona será cortada de Israel; por
cuanto el agua de la purificación no fue rociada sobre él, inmundo será, y su
inmundicia será sobre él.
19:14 Esta es la ley para cuando alguno muera en la tienda: cualquiera que
entre en la tienda, y todo el que esté en ella, será inmundo siete días.
19:15 Y toda vasija abierta, cuya tapa no esté bien ajustada, será inmunda;
19:16 y cualquiera que tocare algún muerto a espada sobre la faz del campo, o
algún cadáver, o hueso humano, o sepulcro, siete días será inmundo.
19:17 Y para el inmundo tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la
expiación, y echarán sobre ella agua corriente en un recipiente;
19:18 y un hombre limpio tomará hisopo, y lo mojará en el agua, y rociará sobre
la tienda, sobre todos los muebles, sobre las personas que allí estuvieren, y
sobre aquel que hubiere tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el
sepulcro.
19:19 Y el limpio rociará sobre el inmundo al tercero y al séptimo día; y
cuando lo haya purificado al día séptimo, él lavará luego sus vestidos, y a sí
mismo se lavará con agua, y será limpio a la noche.
19:20 Y el que fuere inmundo, y no se purificare, la tal persona será cortada
de entre la congregación, por cuanto contaminó el tabernáculo de Dios; no fue
rociada sobre él el agua de la purificación; es inmundo.
19:21 Les será estatuto perpetuo; también el que rociare el agua de la
purificación lavará sus vestidos; y el que tocare el agua de la purificación
será inmundo hasta la noche.
19:22 Y todo lo que el inmundo tocare, será inmundo; y la persona que lo tocare
será inmunda hasta la noche.
Capítulo 20
20:01 Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin,
en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue
sepultada.
20:2 Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y
Aarón.
20:3 Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando
perecieron nuestros hermanos delante de Dios!
20:4 ¿Por qué hiciste venir la congregación de Dios a este desierto, para que
muramos aquí nosotros y nuestras bestias?
20:5 ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar?
No es lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua
para beber.
20:6 Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del
tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Dios
apareció sobre ellos.
20:7 Y habló Dios a Moisés, diciendo:
20:8 Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a
la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña,
y darás de beber a la congregación y a sus bestias.
20:9 Entonces Moisés tomó la vara de delante de Dios, como él le mandó.
20:10 Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les
dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña?
20:11 Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y
salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.
20:12 Y Dios dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para
santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta
congregación en la tierra que les he dado.
20:13 Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos
de Israel con Dios, y él se santificó en ellos. 20:14 Envió Moisés embajadores
al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido
todo el trabajo que nos ha venido;
20:15 cómo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo
tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres;
20:16 y clamamos a Dios, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó
de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras.
20:17 Te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por
viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a
diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio.
20:18 Edom le respondió: No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra
ti armado.
20:19 Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si
bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame
solamente pasar a pie, nada más.
20:20 Pero él respondió: No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y
mano fuerte.
20:21 No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió
Israel de él. 20:22 Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella
congregación, vinieron al monte de Hor.
20:23 Y Dios habló a Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la
tierra de Edom, diciendo:
20:24 Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a
los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas
de la rencilla.
20:25 Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor,
20:26 y desnuda a Aarón de sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo;
porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá.
20:27 Y Moisés hizo como Dios le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista
de toda la congregación.
20:28 Y Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su
hijo; y Aarón murió allí en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar
descendieron del monte.
20:29 Y viendo toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo
por treinta días todas la familias de Israel.
Capítulo 21
21:1Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía
Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros.
21:2 Entonces Israel hizo voto a Dios, y dijo: Si en efecto entregares este
pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades.
21:3 Y Dios escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a
ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma. 21:4 Después
partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom;
y se desanimó el pueblo por el camino.
21:5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir
de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra
alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
21:6 Y Dios envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo;
y murió mucho pueblo de Israel.
21:7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado
contra Dios, y contra ti; ruega a Dios que quite de nosotros estas serpientes.
Y Moisés oró por el pueblo.
21:8 Y Dios dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una
asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.
21:9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta; y cuando
alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y
vivía.21:10 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot.
21:11 Y partiendo de Obot, acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está
enfrente de Moab, al nacimiento del sol.
21:12 Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered.
21:13 De allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el
desierto, y que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de
Moab, entre Moab y el amorreo.
21:14 Por tanto se dice en el libro de las batallas de Dios:
Lo que hizo en el Mar Rojo,
Y en los arroyos de Arnón;
21:15 Y a la corriente de los arroyos
Que va a parar en Ar,
Y descansa en el límite de Moab.
21:16 De allí vinieron a Beer: este es el pozo del cual Dios dijo a Moisés:
Reúne al pueblo, y les daré agua.
21:17 Entonces, cantó Israel este cántico:
Sube, oh pozo; a él cantad;
21:18 Pozo, el cual cavaron los señores.
Lo cavaron los príncipes del pueblo,
Y el legislador, con sus báculos.
Del desierto vinieron a Matana,
21:19 y de Matana a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot;
21:20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre de
Pisga, que mira hacia el desierto. 21:21 Entonces envió Israel embajadores a
Sehón rey de los amorreos, diciendo:
21:22 Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados, ni por las viñas;
no beberemos las aguas de los pozos; por el camino real iremos, hasta que
pasemos tu territorio.
21:23 Mas Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón
todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó
contra Israel.
21:24 Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta
Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los hijos de Amón era
fuerte.
21:25 Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades
del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas.
21:26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los amorreos, el cual había
tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra
hasta Arnón.
21:27 Por tanto dicen los proverbistas:
Venid a Hesbón,
Edifíquese y repárese la ciudad de Sehón.
21:28 Porque fuego salió de Hesbón,
Y llama de la ciudad de Sehón,
Y consumió a Ar de Moab,
A los señores de las alturas de Arnón.
21:29 ¡Ay de ti, Moab!
Pereciste, pueblo de Quemos.
Fueron puestos sus hijos en huida,
Y sus hijas en cautividad,
Por Sehón rey de los amorreos.
21:30 Mas devastamos el reino de ellos;
Pereció Hesbón hasta Dibón,
Y destruimos hasta Nofa y Medeba. 21:31 Así habitó Israel en la tierra del
amorreo.
21:32 También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron
al amorreo que estaba allí.
21:33 Y volvieron, y subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de
Basán, él y todo su pueblo, para pelear en Edrei.
21:34 Entonces Dios dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he
entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste
de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.
21:35 E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno,
y se apoderaron de su tierra.
Capítulo 22
22:1 Partieron los hijos de Israel, y acamparon en los campos de Moab junto al
Jordán, frente a Jericó.
22:2 Y vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo.
22:3 Y Moab tuvo gran temor a causa del pueblo, porque era mucho; y se angustió
Moab a causa de los hijos de Israel.
22:4 Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos
nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de Zipor
era entonces rey de Moab.
22:5 Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está
junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen,
diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y
habita delante de mí.
22:6 Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que
yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú
bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito.
22:7 Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de
adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac.
22:8 El les dijo: Reposad aquí esta noche, y yo os daré respuesta según Dios me
hablare. Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam.
22:9 Y vino Dios a Balaam, y le dijo: ¿Qué varones son estos que están contigo?
22:10 Y Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a
decirme:
22:11 He aquí, este pueblo que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra;
ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo.
22:12 Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo,
porque bendito es.
22:13 Así Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac:
Volveos a vuestra tierra, porque Dios no me quiere dejar ir con vosotros.
22:14 Y los príncipes de Moab se levantaron, y vinieron a Balac y dijeron:
Balaam no quiso venir con nosotros.
22:15 Volvió Balac a enviar otra vez más príncipes, y más honorables que los
otros;
22:16 los cuales vinieron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de
Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí;
22:17 porque sin duda te honraré mucho, y haré todo lo que me digas; ven, pues,
ahora, maldíceme a este pueblo.
22:18 Y Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diese
su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Dios mi Dios
para hacer cosa chica ni grande.
22:19 Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo
sepa qué me vuelve a decir Dios.
22:20 Y vino Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieron para llamarte estos
hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga. 22:21 Así
Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de
Moab.
22:22 Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Dios se puso en
el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él
dos criados suyos.
22:23 Y el asna vio al ángel de Dios, que estaba en el camino con su espada
desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo.
Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino.
22:24 Pero el ángel de Dios se puso en una senda de viñas que tenía pared a un
lado y pared al otro.
22:25 Y viendo el asna al ángel de Dios, se pegó a la pared, y apretó contra la
pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarla.
22:26 Y el ángel de Dios pasó más allá, y se puso en una angostura donde no
había camino para apartarse ni a derecha ni a izquierda.
22:27 Y viendo el asna al ángel de Dios, se echó debajo de Balaam; y Balaam se
enojó y azotó al asna con un palo.
22:28 Entonces Dios abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he
hecho, que me has azotado estas tres veces?
22:29 Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. ¡Ojalá tuviera
espada en mi mano, que ahora te mataría!
22:30 Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde
que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él
respondió: No.
22:31 Entonces Dios abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Dios que estaba
en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y
se inclinó sobre su rostro.
22:32 Y el ángel de Dios le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres
veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso
delante de mí.
22:33 El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres
veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a
ella dejaría viva.
22:34 Entonces Balaam dijo al ángel de Dios: He pecado, porque no sabía que tú
te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me
volveré.
22:35 Y el ángel de Dios dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra
que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.
22:36 Oyendo Balac que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que
está junto al límite de Arnón, que está al extremo de su territorio.
22:37 Y Balac dijo a Balaam: ¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido a
mí? ¿No puedo yo honrarte?
22:38 Balaam respondió a Balac: He aquí yo he venido a ti; mas ¿podré ahora
hablar alguna cosa? La palabra que Dios pusiere en mi boca, esa hablaré.
22:39 Y fue Balaam con Balac, y vinieron a Quiriat-huzot.
22:40 Y Balac hizo matar bueyes y ovejas, y envió a Balaam, y a los príncipes
que estaban con él. 22:41 El día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir
a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos del pueblo.
Capítulo 23
23:1 Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí
siete becerros y siete carneros.
23:2 Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y
un carnero en cada altar.
23:3 Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Dios
me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue
a un monte descubierto.
23:4 Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he
ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero.
23:5 Y Dios puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile
así.
23:6 Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los
príncipes de Moab.
23:7 Y él tomó su parábola, y dijo:
De Aram me trajo Balac,
Rey de Moab, de los montes del oriente;
Ven, maldíceme a Jacob,
Y ven, execra a Israel.
23:8 ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo?
¿Y por qué he de execrar al que Dios no ha execrado?
23:9 Porque de la cumbre de las peñas lo veré,
Y desde los collados lo miraré;
He aquí un pueblo que habitará confiado,
Y no será contado entre las naciones.
23:10 ¿Quién contará el polvo de Jacob,
O el número de la cuarta parte de Israel?
Muera yo la muerte de los rectos,
Y mi postrimería sea como la suya.
23:11 Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que
maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones.
23:12 El respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Dios ponga en mi boca?
23:13 Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los
veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me
los maldecirás.
23:14 Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete
altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
23:15 Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a
encontrar a Dios allí.
23:16 Y Dios salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le
dijo: Vuelve a Balac, y dile así.
23:17 Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los
príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Dios?
23:18 Entonces él tomó su parábola, y dijo:
Balac, levántate y oye;
Escucha mis palabras, hijo de Zipor:
23:19 Dios no es hombre, para que mienta,
Ni hijo de hombre para que se arrepienta.
El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?
23:20 He aquí, he recibido orden de bendecir;
El dio bendición, y no podré revocarla.
23:21 No ha notado iniquidad en Jacob,
Ni ha visto perversidad en Israel.
Dios su Dios está con él,
Y júbilo de rey en él.
23:22 Dios los ha sacado de Egipto;
Tiene fuerzas como de búfalo.
23:23 Porque contra Jacob no hay agüero,
Ni adivinación contra Israel.
Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel:
¡Lo que ha hecho Dios!
23:24 He aquí el pueblo que como león se levantará,
Y como león se erguirá;
No se echará hasta que devore la presa,
Y beba la sangre de los muertos.
23:25 Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas.
23:26 Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Dios me
diga, eso tengo que hacer?
23:27 Y dijo Balac a Balaam: Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar; por
ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo maldigas.
23:28 Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto.
23:29 Entonces Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí
siete becerros y siete carneros.
23:30 Y Balac hizo como Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en
cada altar.
Capítulo 24
24:1 Cuando vio Balaam que parecía bien a Dios que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto;
24:2 y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él.
24:3 Entonces tomó su parábola, y dijo:
Dijo Balaam hijo de Beor,
Y dijo el varón de ojos abiertos;
24:4 Dijo el que oyó los dichos de Dios,
El que vio la visión del Omnipotente;
Caído, pero abiertos los ojos:
24:5 ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob,
Tus habitaciones, oh Israel!
24:6 Como arroyos están extendidas,
Como huertos junto al río,
Como áloes plantados por Dios,
Como cedros junto a las aguas.
24:7 De sus manos destilarán aguas,
Y su descendencia será en muchas aguas;
Enaltecerá su rey más que Agag,
Y su reino será engrandecido.
24:8 Dios lo sacó de Egipto;
Tiene fuerzas como de búfalo.
Devorará a las naciones enemigas,
Desmenuzará sus huesos,
Y las traspasará con sus saetas.
24:9 Se encorvará para echarse como león,
Y como leona; ¿quién lo despertará?
Benditos los que te bendijeren,
Y malditos los que te maldijeren.
24:10 Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces.
24:11 Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Dios te ha privado de honra.
24:12 Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo:
24:13 Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Dios para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable Dios, eso diré yo?
24:14 He aquí, yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los postreros días.
24:15 Y tomó su parábola, y dijo:
Dijo Balaam hijo de Beor,
Dijo el varón de ojos abiertos;
24:16 Dijo el que oyó los dichos de Dios,
Y el que sabe la ciencia del Altísimo,
El que vio la visión del Omnipotente;
Caído, pero abiertos los ojos:
24:17 Lo veré, mas no ahora;
Lo miraré, mas no de cerca;
Saldrá estrella de Jacob,
Y se levantará cetro de Israel,
Y herirá las sienes de Moab,
Y destruirá a todos los hijos de Set.
24:18 Será tomada Edom,
Será también tomada Seir por sus enemigos,
E Israel se portará varonilmente.
24:19 De Jacob saldrá el dominador,
Y destruirá lo que quedare de la ciudad.
24:20 Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo:
Amalec, cabeza de naciones;
Mas al fin perecerá para siempre.
24:21 Y viendo al ceneo, tomó su parábola y dijo:
Fuerte es tu habitación;
Pon en la peña tu nido;
24:22 Porque el ceneo será echado,
Cuando Asiria te llevará cautivo.
24:23 Tomó su parábola otra vez, y dijo:
¡Ay! ¿quién vivirá cuando hiciere Dios estas cosas?
24:24 Vendrán naves de la costa de Quitim,
Y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber;
Mas él también perecerá para siempre.
24:25 Entonces se levantó Balaam y se fue,
y volvió a su lugar; y también Balac se fue por su amino.
Capítulo 25
25:1 Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de
Moab,
25:2 las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el
pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.
25:3 Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Dios se encendió contra
Israel.
25:4 Y Dios dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos
ante Dios delante del sol, y el ardor de la ira de Dios se apartará de Israel.
25:5 Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de
los vuestros que se han juntado con Baal-peor.
25:6 Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus
hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel,
mientras lloraban ellos a la puerta del tabernáculo de reunión.
25:7 Y lo vio Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de
en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano;
25:8 y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón
de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de
Israel.
25:9 Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.