HABLEMOS DE LA BIBLIA, CON IRIT GREEN – La construcción de la ciudad se financió con los recursos del tesoro imperial, cuyas piezas se vendieron para obtener materiales valiosos, pero también mediante préstamos de dignatarios. El saqueo del templo de la ciudad de Musasir, que tuvo lugar en el año 714 a. e. c. durante la octava campaña de Sargón II y que se conmemoró con bajorrelieves del palacio real, contribuyó sin duda a aliviar la carga financiera de la construcción. El trabajo, constantemente controlado por el rey, era supervisado por los más altos funcionarios del imperio, en particular el tesorero Tab-shar-Assur. A los gobernadores provinciales se les asignó la supervisión y la ejecución de tareas específicas, al tiempo que debían proporcionar mano de obra y materiales.
La mayor parte del trabajo se confió a trabajadores deportados, súbditos de todo el imperio, que fueron aceptados para poblar la ciudad después. Era importante encontrar artesanos cualificados. Las cartas muestran que estos últimos, con contratos de trabajo, eran a veces difíciles de encontrar, mientras que eran indispensables para las tareas más elaboradas. Por otra parte, la supervisión siempre se confió a los maestros de obra asirios, y parecía asumir una organización de tipo militar.