La antigua casa del cantante Serge Gainsbourg en París reabre para visitas

EL MICRÓFONO DE ALICIA PERRIS – Desde su muerte el 2 de marzo de 1991, el hogar de Serge Gainsbourg permaneció cerrado. Ahora la Maison Gainsbourg en París reabre sus puertas para honrar la inefable vida y memoria del  cantante judío, compositor y dibujante. Talentoso, amante empedernido de las mujeres (nunca se reunieron tantas en un entierro como en el suyo), el amor y el alcohol en todas sus presentaciones. Exquisito  y único. Polifacético, nocturnal y estrafalario. La inauguración tuvo lugar el 20 de septiembre, con una visita guiada por la voz de la hija que tuvo con Jane Birkin, recientemente fallecida, Charlotte, famosa actriz y cantante.

Dedicado al ilustre Lucien Ginsburg, conocido como Serge Gainsbourg, se trata de un museo y  además, enfrente de la casa donde vivieron el músico, Jane Birkin, Charlotte, Kate y más tarde Bambou, hay una librería boutique, un café-restaurante y un piano bar. “No, no ha cambiado y no me he atrevido a tocar nada”, confiesa Charlotte. Hay una vitrina con discos de vinilo y libros, dos pianos, un sofá, un viejo teléfono último modelo y un maletín, el objeto “más preciado” de Charlotte Gainsbourg, en el que su padre metía sus billetes de 500 francos, las gafas, los cigarrillos, pero también sus papeles y sus textos, una serie de fotos de la famosa marioneta de Les Guignols de l ‘info protagonizada por Gainsbourg y sus emblemáticos zapatos blancos Repetto. Luego la inquietante habitación de las muñecas y su estudio con toneladas de libros (Boris Vian, Marilyn Monroe, Nicolas de Staël, Jérôme Bosch, Jan van Eyck…). Es una especie de casa fantasma llena sin embargo de seres vivos y recuerdos. Y la amplia e inacabable historia de un tiempo mágico y de unos años en París, irrepetibles. Agotadas las entradas hasta el 31 de diciembre de este año. Lo intentaremos después, claro, y mientras tanto escuchamos a Gainsburg cantar primero con Brigitte Bardot, no “Je t´aime moi non plus”, tal vez censurable todavía por algunos, sino “Comic strip” y, para terminar, “He venido a decirte que me voy” (“Je suis venu te dire que je m´en vais”). A festejar y a compartir. Hasta el próximo Micrófono.

Alicia Perris

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