La autodeterminación de varios territorios no mediáticos
FUERA DE FOCO, CON BRYAN ACUÑA – Hay un severo desequilibrio en el modo en el cual son abordados los procesos de autodeterminación de los países a nivel global, principalmente con aquellos que por alguna razón no han logrado tener su propio Estado Nación propio. En esta columna se abordan cuatro casos no solo por el derecho de autodeterminación como tal, sino porque debido a su condición en la actualidad han perdido legitimidad en algunos casos o porque los procesos están sobre dimensionados y politizados en exceso.
Los casos específicos de Taiwán, las regiones Kurdas, los territorios palestinos y el Sáhara Occidental son los abordados. Al menos tres vienen de condiciones post coloniales (palestinos, kurdos y saharauis) y uno ha ido perdiendo reconocimiento y poder con el tiempo las condiciones para autodeterminarse y está en vías de extinción o de una excesiva dependencia de las pocas fuerzas que les apoyan.
La causa kurda ha sido relegada a planos inferiores con el paso de los años y no se han creado las condiciones para que puedan llegar a independizarse o tener al menos una condición autonómica más eficiente. La causa saharaui de igual manera ha ido perdiendo apoyos y se ha cedido ante los reclamos marroquíes de ser considerado parte de su territorio histórico.
El caso palestino es particular, no solo porque no ha logrado terminar su proceso de autodeterminación, sino porque al menos políticamente no lo está requiriendo por cuanto a través de los apoyos políticos internacionales y la dinámica global han crecido no solo en apoyos sino en empoderamiento dentro de las agendas globales. Hay ONG que apoyan a los palestinos, discusiones en foros internacionales plantean en muchas ocasiones la temática palestina, así como también tienen un espacio desde hace años en el marco de las Naciones Unidas, primero como OLP y ahora como Autoridad Nacional Palestina y Estado Palestino desde el año 2012.
Aparte que el tema con Israel está sobre mediatizado y hay inclusive un abordaje extremo a diferencia de otros temas en el Medio Oriente. Esto lleva a pensar en ocasiones que el tema palestino – israelí es quizás el más urgente de resolver en la región y también envalentona a las posiciones radicales a considerar que la solución pasa por el desmantelamiento de Israel como si se tratara de un “error histórico”.
Lo cierto del caso es que al menos en este punto el valor palestino que debe ser complementado con un serio proceso de estatidad, lejos de la corrupción de algunos de sus líderes y de la intromisión israelí en sus asuntos debido a la debilidad política y estructural que presentan, pero ese Estado palestino no puede seguirse promoviendo en detrimento de la existencia de Israel o en negar sus derechos que es quizás el problema del abordaje que se ha presentado a la hora de plantear el legítimo proceso de legitimación palestina y que incluso a través del discurso se pretende degradar su condición a los israelíes al acusarles de genocidas o de promotores del Apartheid, que como ha sido planteado en otras columnas parte de falsas premisas y de acusaciones infundadas que incluso mancha lo delicado de ambos conceptos vividos por otras poblaciones en diferentes momentos de nuestra historia moderna.
Todos los territorios con deseos de autodeterminación deberían tener el destino en sus propias manos, los esfuerzos que se contemplen para esto deben ser propositivos y constructivos y jamás en deseos y actos que busquen deslegitimar o destruir a otros actores consolidados del Sistema Internacional.