FUERA DE FOCO, CON BRYAN ACUÑA – Los procesos de disolución de un Estado en entidades más pequeñas debido a su fragmentación interna se han denominado “balcanización”, inspirados en la situación de los Balcanes que se dividió y dio origen a entidades nacionales diferentes. Debido a la situación sectaria, las divisiones políticas y los enfrentamientos estructurales y sociales, se podría creer que este país del Medio Oriente, Líbano, va en la misma ruta. Evidentemente el uso del término podría ser un tanto simplista, pero viendo los antecedentes de guerra civil en los años 70, la ocupación del territorio y el fraccionamiento de agrupaciones políticas y militares, esto podría ser un riesgo cada vez más marcado. Aun así, muchas fuerzas políticas han luchado por evitar que el sectarismo gane la partida e intentan unificar el país bajo criterios que les permita tener oportunidades de sobrellevar la crisis que viven. Sin embargo, la fragilidad política debido a choques que han llevado incluso al asesinato de líderes políticos, la corrupción, una altísima deuda pública, malas administraciones y la erosión del mercado financiero hacen dudar que se pueda superar el ambiente de crisis.
A esto se suma que han vivido circunstancias agravantes, aparte del asesinato de figuras políticas: el liderazgo de grupos como Hezbolá convierten el ajedrez en una situación aún más delicada. La presencia de esta organización que surge en los años 80 como resultado de la “ocupación israelí” de territorio libanés y que se mantuvo pese a los acuerdos de Taif de 1989 debido a la “resistencia” por Palestina, abren un portillo de posibilidades en cuanto a una escalada mayor. De igual manera la presencia extranjera de Irán es evidente para con la organización islamista, pero también hay influencia y presencia de Arabia Saudita y Turquía intentando tener más influencia aprovechando el “río revuelto”.
Este desastre político reune más componentes, como la situación migratoria, tanto siria de los últimos años como la existente situación de refugiados palestinos que llegan desde el año 1948 y que permanecen hoy en campos, en circunstancias lamentables en muchos aspectos y que en la actualidad tiene choques de facciones que incluso ha cobrado una docena de muertos en los últimos días. Líbano se encuentra en un punto de crisis muy delicado. Este país, pese a ser pequeño, es una enorme ficha para los intereses regionales: su caída o deterioro puede marcar las posibilidades de una escalada regional mayor para dilucidar quién finalmente será su máxima influencia en la zona. Sin duda es un país que no se puede dejar de observar en la dinámica actual de un tenso Medio Oriente.