La bella Helena

OFFENBACH 200 – 140, CON JACOBO KAUFMANN – “La Bella Helena”, una ópera bufa en tres actos, con libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, sube a escena el 17 de diciembre de 1864. Ese es para Offenbach  un año muy especial, ya que en su transcurso ha estrenado ocho nuevos títulos en cuatro salas y tres países diferentes. Esta producción tiene lugar en el teatro Variétés, que se convierte así en un nuevo teatro lírico parisino, y cuenta con la actuación de la muy seductora Hortense Schneider, cortejada por las testas coronadas de toda Europa. Se trata de una nueva sátira de la antigüedad Griega, una especie de secuela del “Orfeo en los Infiernos”, esta vez con el añadido de críticas apenas disimuladas de las realidades políticas y sociales europeas, y un desafío a la hipocresía y promiscuidad de los escandalizados adalides de la virtud femenina. Helena, hija de Leda y Zeus transformado en cisne, se presenta como víctima de su belleza y de la fatalidad. Paris, su seductor troyano, es el pastor inocente que ha pronunciado el famoso juicio en favor de Venus. Los reyes de Esparta descuellan por su ignorancia e inactividad, y el intrigante sacerdote Calcas se asemeja a ciertos miembros del clero. Después de varias previsibles  intervenciones de la censura, la obra obtiene un triunfo inmediato y el elogio general, por su música brillante y efusiva, plena de melodías cautivantes. En la versión de 1952, que oiremos hoy, intervienen los cantantes André Dran, Roger Giraud, Jacques Lisolas, Lucien Mans, Jean Mollien, Loly Valdarnini, Armand Duval, Jean Hoffman, Janine Linda, Janine Weisshardt, Jacqueline Vitry, Annette Martineau, acompañados por la Orch. Philarmonique de Paris, dirigida por René Leibowitz.

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