LAS EDADES DEL TOTALITARISMO, CON RICARDO LÓPEZ GÖTTIG – Acabada la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar una serie de expulsiones de alemanes de Europa Central y Oriental, como una forma de castigo colectivo a los alemanes étnicos. Por ejemplo, en Checoslovaquia, por su colaboración con la Alemania nazi por la secesión del territorio denominado Sudetes bajo los Acuerdos de Múnich de 1938. En los últimos años del Imperio austrohúngaro, los alemanes étnicos representaban cerca del 75% de la población total de los Sudetes y llegaban al 20% de la población total de Checoslovaquia en 1939, proporción mucho mayor al de la misma minoría alemana en cualquier otro país de la Europa Oriental. En los meses siguientes al fin de la guerra, entre mayo y agosto de 1945, se llevó a cabo la expulsión por grupos de voluntarios checos armados, aunque en algunos casos fueron iniciadas o llevadas a cabo con asistencia del ejército regular checoslovaco. Se estima en 1,6 millones los alemanes étnicos deportados a la zona estadounidense de lo que se convertiría en la Alemania Occidental, mientras que unos 800.000 fueron deportados a la zona soviética que se convertiría en la Alemania Oriental. Unos 244.000 alemanes étnicos pudieron permanecer por oponerse al nazismo, ser personal crucial para las industrias o estar casados con checos o eslovacos étnicos.
La expulsión de los alemanes de los Sudetes de Checoslovaquia
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