La historia de “Jerusalén de oro”
TEMA Y VARIACIONES – “Jerusalén de oro”, en hebreo “Yerushalayim shel zahav”, es una canción compuesta por la israelí Naomi Shemer poco antes de la Guerra de los Seis Días a instancias del alcalde de la capital israelí, Teddy Kollek, para un festival de canciones, con el fin de dotar a la milenaria ciudad de nuevas melodías alegóricas. Se estrenó, cantada por una desconocida entonces Shuli Nathan el 15 de mayo de 1967, aniversario en el calendario gregoriano de la independencia de Israel. La letra se inspira en una joya de oro con la imagen de Jerusalén que el legendario rab Akiva regaló a su esposa Raquel para inspirarla a estudiar la Torá. En sus versos se describe una Jerusalén dividida como resultado de la guerra de independencia de 1948, cuando a los judíos se les impidió, por primera vez en la historia, llegar al Kotel, conocido como Muro de las Lamentaciones, ni al milenario cementerio judío del Monte de los Olivos.
La melodía se basa en dos fuentes principales una consciente, la cantilación de la lectura bíblica en las sinagogas, y la otra, una canción vasca que Naomi Shemer habría escuchado unos años antes en un concierto del español Paco Ibáñez, “Pello Joxepe”, aunque no lo reconoció hasta poco antes de morir. Aquella canción quedó grabada en su inconsciente e inspiró una parte importante de la melodía de las estrofas, aunque no del famoso estribillo.
A las tres semanas de estrenar la canción en el festival se desató la Guerra de los Seis Días, durante la cual Israel logró recuperar, entre otros territorios, la parte oriental de su capital, a la que hacía referencia el tema musical. Desde aquel 28 del mes hebreo de iyar se conmemora Yom Yerushalayim, el Día de la Jerusalén reunificada. Al oír la compositora en directo por la radio cómo los paracaidistas que liberaron el Monte del Templo cantaban emocionados y espontáneamente su canción, decidió agregar una nueva estrofa, opuesta a la soledad y abandono que planteaba la primera, reivindicando el retorno de los judíos a sus lugares más sagrados. La canción logró una tremenda difusión internacional y hasta hubo una propuesta de usarla como himno nacional en reemplazo del Hatikva. Oiremos una versión instrumental para violín, chelo y piano arreglada por Lahav Shani, quien en 2020 se convertirá con sólo 30 años de edad en el director musical de la Orquesta Filarmónica Israelí, y que la interpreta al teclado junto con Ori Wissner-Levy y Zvi Plesser en una emisión televisiva en 2010.