MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – Durante muchos años los judíos de Europa Oriental disfrutaban de alguna manera de cierto y limitado modo de vida independiente, pues las kehilot estaban gobernadas por Asambleas, en algunos casos de carácter regional y en otras con el rango de suprarregionales. El órgano de autogobierno más importante de todos fue el Concejo de los Cuatro Países. Dentro de todos ellos existían grandes disputas políticas, especialmente cuando surgían dirigentes con pretensiones oligárquicas. Una de las formas de impedir o limitar los abusos de poder por parte de los dirigentes era la existencia de elecciones anuales y una corta duración de los mandatos: esta era una práctica común en las principales comunidades polacas y en la judería de Praga. Algunas de las dirigencias, como la de Lublin, tenían una reputación excepcional en todo lo relacionado con la esfera espiritual, según el historiador Jonathan Israel, y parece ser ésa la razón de que su autoridad llegara mucho más lejos que el territorio polaco, hasta ser muy tenida en cuenta y respetada en Ámsterdam. En la gran región de Lvov-Podolia, la llamada “Rusia Roja” tenía un monopolio total sobre la política, por lo que hubo grandes conflictos de disputas por el poder por parte de otras ciudades importantes principalmente con Brody, que se convirtió en uno de los centros judíos más importantes de Europa. Para principios del siglo XVII, Dubno (con su abundante población judía) se convirtió en una de las comunidades más prestigiosas de la Europa ashkenazí. Israel afirma que la conocida como “Dubno la Grande“ se hizo célebre por ser un centro judío libre de las restricciones que habitualmente imponían los gremios cristianos y las autoridades municipales.
Las asambleas y concejos judíos de los Estados germánicos eran llamados Landjudenschaft. En algunas de ellas se hizo sentir el poder de una misma familia o individuo durante una larga extensión de tiempo. Ese fue el caso de Samson Wertheimer (en la imagen), que a principios del siglo XVIII tenía una de sus casas en Eisenstad y construyó allí una sinagoga, dominando por completo a la comunidad y al grupo, tanto por su condición de rabino como de laico. El historiador Israel afirma que las grandes comunidades centroeuropeas, como Viena, Berlín y, después de 1659, Praga se mantuvieron al margen de este sistema de Landjudenschaft. Sin embargo otras fuentes cuentan que, en el caso de Wertheimer, no fue exactamente así. Éste fue uno de los actores económicos más importantes y el judío de la corte más influyente de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Sirvió a tres emperadores: Leopoldo I (que reinó entre 1658 y 1705), José I (de 1705 a 1711) y Carlos VI (de 1711 a 1740). Ocupó los cargos de comisionado y contratista judicial, agente financiero y residente, y agente comercial en la corte de Viena. Dentro de la comunidad judía, ocupó los cargos de representante, fundador y mecenas de la comunidad, rabino y dayán (juez). Siete años después de su llegada, Wertheimer recibió permiso para establecerse en Viena y este permiso pronto se amplió a veinte años, una indicación de la posición que había obtenido. Las conexiones comerciales de Wertheimer con la corte imperial en Viena y varios territorios alemanes comenzaron principalmente a mediados de la década de 1680. Su carrera dentro de la comunidad judía comenzó un poco más tarde. Antes que el emperador lo nombrara rabino jefe de Hungría en agosto de 1717, Wertheimer se convirtió en rabino honorario de Eisenstadt en 1693 y en 1711 la comunidad judía lo nominó como principal rabino y shtadlan para los judíos húngaros. En su responsa y como dayan respectivamente, Wertheimer interpretó y determinó la ley judía para los judíos vieneses y húngaros. Por ejemplo, condenó los cafés emergentes (Kafféhäusel) y el comportamiento moralmente laxo, pero también dio sermones alentadores. Apoyó la impresión del Talmud y financió a eruditos judíos y varias yeshivot. Estamos hablando de estos judíos cortesanos porque, en este caso, Wertheimer fue fundamentalmente un protector de su comunidad, que creó y estableció instituciones que todavía existen. Luego veremos a qué se dedicaron otros judíos cortesanos, que cambiaron la vida de los judíos para siempre.
La modernidad en Ashkenaz (8ª parte): las diferentes formas de gobierno del judaísmo en la Europa ashkenazí
Alicia Benmergui, ashkenazíes, historia, Jonathan Israel, Samson Wertheimer