DE ACTUALIDAD – Una paliza a plena luz del día a un joven ortodoxo en una zona muy concurrida de Buenos Aires, mientras los testigos sonríen. Esvásticas en un monumento a las víctimas de la Shoá en una ciudad del interior. Tres personas atacan a un rabino en Rosario, lo insultan y golpean. Un nazi confeso se presenta a las elecciones. Un embajador habla de la nobleza de los militares nazis. Otro ex militar de orientación ultraderechista y antisemita se presenta a gobernador y se hace fotos con el hijo de los ex presidentes Kirchner. ¿Qué está pasando? ¿O es simplemente una coincidencia de varios atentados y declaraciones? A pocos días de conmemorar un cuarto de siglo del mayor atentado antisemita de la historia del continente americano (contra la AMIA) -sin culpables juzgados y muchas zonas oscuras en su investigación-, ¿se está convirtiendo el país con una de las mayores y mejor integradas comunidades judías del mundo en una trampa mortal o, como destaca el periodista de Radio Jai Federico Visacovsky está muy lejos del peligro que acecha a judíos europeos como los de Francia o Reino Unido?
