FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –
Guion: Aaron Sorkin; basado en el libro “The accidental billionaires” de Ben Mezrich. Reparto: Jesse Eisenberg, Justin Timberlake, Rooney Mara, Rashida Jones, Andrew Garfield, Max Minghella, Brenda Song.
En “La red social”, el director David Fincher y el guionista Aaron Sorkin exploran el momento de la invención de Facebook, el fenómeno social más revolucionario del nuevo siglo. La película se basa en múltiples fuentes y se traslada desde los pasillos de Harvard a los cubículos de Palo Alto para capturar la emoción visceral de los inicios de un fenómeno que cambiaría la cultura actual y relatar cómo unió y después separó a un grupo de jóvenes revolucionarios. En el ojo del huracán se encuentran Mark Zuckerberg, el brillante alumno de Harvard que concibió una página web que parece haber redefinido nuestro tejido social de la noche a la mañana; Eduardo Saverin, el que fuera amigo íntimo de Zuckerberg, quien aportó el capital inicial para la joven empresa; Sean Parker, el fundador de Napster que trajo Facebook a los inversores de capital de riesgo del Silicon Valley; y los gemelos Winklevoss, los compañeros de Harvard que afirmaron que Zuckerberg les robó la idea y después le demandaron su titularidad.
La realización de la película conllevaba varias complicaciones prácticas: el fenómeno Facebook había explotado unos pocos años antes y estaba (y sigue estando) en pleno apogeo, su protagonista Mark Zuckerberg era (y es) uno de los hombres más ricos del mundo. Además de ser un tema delicado, había inconvenientes incluso legales que se solucionaron en cuanto decidieron que la película sería la adaptación del libro The accidental billionaires de Ben Mezrich. De esta manera, se ahorraban la parte de investigación y se cubrían las espaldas en lo referente a las imprecisiones con la realidad, ya que toda la responsabilidad recaía en el libro. Con el añadido de que el libro había sido escrito con la colaboración de Eduardo Saverin, lo que explica en gran parte el curioso punto de vista que se utiliza en la película, y que los momentos más críticos siempre los vemos desde el punto de vista de este. Esto contribuye a crear ese aura de Mark de canalla y genio incomprendido. Proveniente de una familia judía conservadora (su abuelo era un rabino) Mezrich sabe lo que significa no encajar en una universidad de prestigio. Al igual que Zuckerberg y Saverin, asistió a la Universidad de Harvard, donde él era un “friki” confeso; y sabía que por el hecho de ser un chico judío de Brooklyn, que no tenía un importante linaje familiar que hubiera asistido a Harvard, determinadas oportunidades no estaban a su alcance.
Facebook nace de una herida. Una noche del otoño de 2003 en un bar cercano a la Universidad de Harvard, Mark Zuckerberg y su novia Erica Albright, conversan mientras toman unas cervezas, la escena se desarrolla a través de un interrogatorio cruel y razonamientos afilados de Zuckerberg que llevan a su novia a la exasperación y precipitan la ruptura de la pareja: “Irás por ahí pensando que no gustas a las chicas porque eres friki, pero no gustarás a las chicas porque eres gilipollas“, le dice ella antes de irse. Esta secuencia inicial, avanza el carácter asocial, arisco y difícil del futuro creador de Facebook. También deja al descubierto a un ser resentido, que vuelve a su habitación de la residencia en Harvard y se dispone a perpetrar su venganza, a través de su blog y de la creación, totalmente borracho, de una página de votaciones de chicas del campus que será la semilla de la mayor red social del planeta, mientras el resto de alumnos de la universidad se divierten en una fiesta.
Puede que esas sean las motivaciones del personaje, pero no de la persona; el propio Zuckerberg se ha encargado de desmentirlo. “Ellos (los creadores de la película) parecen no poder comprender que alguien pueda construir algo por el solo hecho de que le gusta construir cosas“, se defendió durante un discurso en la universidad de Stanford. Según él, Fincher le presenta como un inadaptado y despiadado “nerd“ que fundó Facebook solo para ligar y ascender socialmente. “Es interesante fijarse en las cosas en que se centraron en hacer bien“, ironiza. “Cada una de las camisetas y suéteres que había en la película las tengo en la vida real“. Al fin y al cabo, el personaje de Mark Zuckerberg, brillantemente interpretado por Jesse Eisenberg, es muy controvertido; oscila entre héroe y villano, genio y desequilibrado, el egoísmo absoluto y los momentos de debilidad. “No me digas que todo esto es porque yo entré en el Phoenix Club“, le espeta Eduardo.
Construida mediante flashbacks desde el juicio que intentará dilucidar si lo que Zuckerberg hizo, apartar a Eduardo de Facebook, fue legal y si ha robado la idea a los gemelos Winklevoss (paradigma de la elite acomodada de Harvard). La película transcurre a un ritmo trepidante, ritmo basado principalmente en los diálogos, resultado de la colaboración Sorkin/Fincher, que consiguen un balance magistral entre las vidas de los personajes y la creación de Facebook. Este trepidante ritmo, que de manera tan característica marca el guión de Sorkin, encaja especialmente bien en la historia. La velocidad de la película es vertiginosa porque las cosas sucedieron a una velocidad de vértigo: retrata con gran solvencia la sensación de los protagonistas al tener en las manos un fenómeno que les llevaba de un lado a otro a una velocidad desbocada, mientras ellos no podían parar ni un momento para asimilarlo.
Es muy interesante la paradoja que se crea entre Facebook y su creador, y cómo la historia de la creación de la red social es una premonición de lo que va a ocurrir con sus usuarios. Esa soledad de Zuckerberg, ese tener más de 500 millones de amigos pero traicionar al único amigo de verdad, no deja de ser un paralelismo de la sociedad actual. La alienación de Mark es la alienación de la generación Facebook. Un fenómeno que de momento es muy difícil de estudiar porque está sucediendo ahora mismo, y todavía no podemos tener la perspectiva necesaria para valorar sus consecuencias y repercusiones.
La red social se aleja de la mera exposición y mitificación de los hechos para profundizar en las emociones que gestaron el invento. El filme de Fincher habla de amistad, traición, desolación y alienación, sólo algunos de los sentimientos que se exponen públicamente y de forma vertiginosa gracias a Facebook. Y su reflexión sobre la traducción de la vida social en Internet es rotunda: cuantos más amigos tienes agregados en tu perfil, menos conoces; cuantos más, mayor tu popularidad; cuantos más, más deseas que una, esa única persona, acepte tu petición de amistad.