ESEFARAD: MAGACÍN SEFARDÍ – Susona sufrió un gran sentimiento de culpa por haber traicionado a su padre. Se confesó, fue bautizada y posteriormente, se retiró varios años a un convento. A su muerte dispuso en su testamento que su cabeza fuera colgada de la puerta de su casa, en el barrio Santa Cruz de Sevilla, para recordar a la gente su traición. Otra historia trágica de una mujer judía que afectó además profundamente a su comunidad. Semanada buena!
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