FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –
Basada en el relato autobiográfico, “La tregua” de Primo Levi. Guion: Francesco Rosi, Sandro Petraglia, Stefano Rulli. Reparto: John Turturro, Rade Serbedzija, Massimo Ghini, Roberto Citran, Andy Luotto, Stefano Dionisi, Teco Cello, Agnieszka Wagner. Premios: Premios David di Donatello, Mejor Película, Mejor Dirección. Nominada a la Palma de Oro del Festival de Cannes
En “La tregua” Primo Levi narra el momento de su liberación de Auschwitz y el progresivo renacimiento de los prisioneros durante el largo viaje de regreso a sus hogares. En su primera obra Levi se había centrado en descubrir y relatar la barbarie de la naturaleza humana; en esta segunda su reflexión se centra en la libertad. Esta reflexión contiene también referencias políticas y matizaciones que se imponen a la memoria de la infamia, la experiencia de las atrocidades, la humillación y el sufrimiento, pero también la transformación del mundo conocido, ahora en ruinas, y cuyo incierto futuro amenazaba la esencia de humanidad. Así, el viaje es al mismo tiempo una exploración de los límites de la condición humana, pero siempre manteniendo el compromiso de no olvidar. Este compromiso es recogido por el director italiano Francesco Rosi en su película. El cineasta fue uno de los primeros en valorar la adaptación del libro al cine, pero recién en 1987 pudo acercarse a Primo Levi para obtener la cesión de los derechos de autor poco antes de que este decidiera quitarse la vida. Si bien la motivación del libro era personal, ya que respondía a la necesidad de dejar testimonio de su propia experiencia de la brutalidad nazi, la motivación de Rosi es diferente: el director ha destacado siempre por centrar su mirada en los conflictos sociales y políticos de su país, utilizando la cámara como un instrumento para abordar la realidad e interpelarla. Y el caso de esta película no es una excepción.
La obra más conocida de Primo Levi es “Si esto es un hombre”, en la que relata su propia experiencia cotidiana durante su cautiverio en Auschwitz, seguida por “Los Hundidos y los Salvados”, en la que vuelve a examinar el universo de los campos de concentración y su experiencia, marcado ya por la distancia temporal y por una mirada mucho más analítica. Pero el texto escogido por el director italiano es verdaderamente peculiar, porque comienza justamente donde otros relatos suelen terminar, es decir, en el momento de la liberación.
Este relato de retorno de un pequeño grupo de supervivientes italianos después de la aterradora experiencia del campo de concentración es el de un viaje muy particular, absurdo y tortuoso, a través de media Europa, narrado de modo picaresco, pero teñido de angustia. Y es que, por motivos que nunca se explicaron, la repatriación de ese puñado de italianos que habían sobrevivido a Auschwitz fue mucho más larga, y se convirtió en un absurdo viaje a través de Polonia, la Rusia Blanca, Ucrania, Rumania y Hungría. Ese escenario peculiar en el que conviven astutos y payasos, bandidos y nostálgicos del régimen derrotado y también sus nuevas víctimas, constituye el marco para la reflexión sobre los límites de la condición humana y la libertad. A las desdichas y sufrimientos del campo de concentración, que forman parte de cualquier relato de los sobrevivientes, Levi opone el recuerdo de su viaje a través de los mercados clandestinos de Cracovia, su estancia en los cuarteles del Ejército Rojo, la extrañeza ante la inmensidad de la tierra rusa, su gloria y su miseria, y la nostalgia de los italianos en ese largo camino de regreso a casa.
La tregua (1996) fue el último filme de Francesco Rosi (Nápoles,1922 – Roma, 2015) que se inició en el cine en 1946 y durante los últimos años estuvo dedicado al teatro. En 2012 le fue concedido en el Festival de Venecia el León de Oro a la trayectoria. En su filmografía destaca su compromiso con la verdad. Fue un director superviviente de las mejores tradiciones del neorrealismo italiano, aunque con el paso de los años, se desmarcó del neorrealismo para convertirse en un observador crítico de los problemas sociales contemporáneos.
Para encarnar a Primo Levi, Rosi escogió al gran John Turturro, ya que consideró que sólo un actor como él podía expresar “la interioridad, la gracia y la fuerza moral de Levi. John Turturro tiene una peculiaridad: posee una mirada inocente. Era ideal para interpretar a Levi, poeta extraordinario y uno de los grandes escritores de los últimos 50 años. Su particularidad como escritor es que ha mostrado el sufrimiento y el horror que provoca el hombre y, a la vez, supo mantener el interés por el hombre”.