LA ENTREVISTA – El pasado 21 de agosto, el abogado y columnista Abraham Barchilón presentó una denuncia ante la Fiscalía de las Islas Baleares contra Nicolau Flaquer, autor del artículo Los palestinos aparecido en el Diario de Mallorca. Un medio al que Barchilón dirigió su réplica La verdad frente a la tergiversación. Un réplica que Diario de Mallorca ha declinado publicar. Sobre ésto y el recorrido de su denuncia hablamos con el autor de este artículo que reproducimos a continuación:
La verdad frente a la tergiversación
Por Abraham Barchilón Gabizón
Abogado
El odio, la tergiversación, la intolerancia, el antijudaísmo y la incitación al odio fue plasmado por Nicolau Flaquer en la sección “Opinión”, publicado por el “Diario de Mallorca”, el pasado día 06 del actual mes de agosto, bajo el título “Los palestinos”.
La posición del autor no merecería un comentario sino una demanda, incluso a los medios de comunicación que le dan cobijo, por instigación al odio y desprecio de las minorías. Hitler estaría contento con España al ver que, sin costo alguno, cierta prensa emula al periodismo nazi de Der Sturm, por lo que este artículo va dirigido a la opinión pública para que, conociendo la verdad, pueda llegar a su propia conclusión.
Su soflama está planteada en cuatro partes y sobre cuatro premisas total y absolutamente falsas.
En primer lugar, hay que entender que la premisa del profesor Shahak, que no es ningún teólogo es totalmente falsa. El Talmud es un compendio de discusiones alrededor de los temas que se planteaban en las Academias rabínicas entre los maestros y los alumnos, no es lo que dirige ni ha dirigido el judaísmo, basado sobre la Biblia (Pentateuco, Profetas y Escritos) y en una interpretación jurídica de la misma establecida en el Shuljan Aruj.
El Shuljan Aruj toma del Talmud las opiniones de eminentes rabinos, que sí se toman como interpretaciones ciertas de la enseñanza del Pentateuco (los cinco primeros libros de la Biblia), pero no toma las otras interpretaciones. Tomar esas otras interpretaciones para identificar el judaísmo es tan absurdo como si, de las discusiones entre los teólogos cristianos sobre el alma de la mujer o de los indígenas americanos, se hubieran recogido las actas y, junto a las decisiones que la Iglesia ha adoptado, estuvieran todas las posiciones que defendían que ni la mujer ni los indígenas tenían alma y alguien tomara hoy esas alegaciones como las posiciones del cristianismo. Sería falsear el cristianismo, como falsas son las frases que vierte Shahak y que el periodista define como “las verdades del judaísmo”.
La segunda premisa falsa es la que se refiere a los exabruptos, con los que pocos israelíes están de acuerdo, de ciertos rabinos fundamentalistas judíos (“talmudistas” los llama el periodista, para equivocar al lector) que el artículo cita. Conviene aclarar que los rabinos no son sacerdotes sino que, tomando la religión como base, cada uno de ellos la interpreta a modo y manera. Hay muchos que son tradicionalistas y apegados a la interpretación tradicional, en general bastante moderada. Hay otros, sin embargo, que son fundamentalistas. Del mismo modo, el catolicismo podría ser interpretado por la teología del Palmar de Troya. El periodista extrae todas las soflamas político-religiosas de ciertos rabinos extremistas y las toma como el “todo de Israel”. Utiliza el sistema que siempre han usado los antijudíos: para unos éramos bolcheviques, para otros capitalistas y para otros cosmopolitas. Y ciertamente había de todo ello, pero eso no es lo que éramos. Como si el hecho de que Pujol o Millet hayan resultado ser unos defraudadores indicara que todos los catalanes son defraudadores. Son mentiras burdas, teñidas desde un principio del anti-algo, en este caso anti-judaísmo. Porque, además, Israel, que es un estado democrático, no se rige por esos rabinos. Además, hay una Corte Suprema que asegura que nada que dañe al derecho de las minorías, sea la árabe (20% de los ciudadanos israelíes son árabes), los gays o cualquier otra, pueda ser conculcado. Es la misma Corte Suprema que ha condenado a un Presidente del Estado, siendo uno de los pocos países en que ha ocurrido esto (en los demás, se tapa la cosa para que no huela demasiado).
La tercera premisa, también absolutamente falsa, la “impunidad” de Israel. Ciertamente han muerto más de mil personas en Gaza y es triste, porque entre ellas muchas eran inocentes. Pero en el propio mundo árabe, para no salir del entorno, observamos que en Siria han muerto entre ciento cincuenta mil y doscientas mil personas, en Darfur más de cien mil, en el Irak yihadista varios miles (centenares de miles han sido expulsados), pero el mundo y el periodismo occidental nada o poco escribe y manifestaciones hay bien pocas. Todo lo que hace Israel está visto bajo la lupa de agrandar y lo demás apenas si se ve. Todo lo que hace Israel está en las primeras páginas de los periódicos y de las televisiones y lo que hacen otros, relegado a una tercera página salvo que no haya noticias.
Y queda la cuarta. De las palabras del autor podría desprenderse que todos los que son proisraelíes y/o les apoyan, incluyendo a los políticos como Cameron (¡quien se lo diría!), son judíos y eso, afortunadamente, no es cierto. ¿Por qué se vive entre tanto odio? En palabras del eminente escritor Amos Oz: “¿Qué harías si tu vecino de enfrente se sienta en el balcón, pone a su pequeño hijo en su regazo y empieza a disparar fuego de ametralladora al cuarto de tu bebe? “¿Qué harías si tu vecino de enfrente cava un túnel desde la guardería hasta el cuarto del bebé con el fin de hacer estallar tu casa o secuestrar a tu familia? Algún día esta horrible guerra habrá terminado. Algún día volveremos a ser personas y no solamente judíos”.