“La zona gris (The grey zone)” (2001), de Tim Blake Nelson (EE.UU.)
FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD –
Guión: Tim Blake Nelson (basado en la novela autobiográfica Auschwitz: ”A doctor’s eyewitness account”, del médico judío de origen húngaro Miklos Nyiszli). Reparto: David Arquette, Harvey Keitel, Daniel Benzali, David Chandler, Allan Corduner, Steve Buscemi, Mira Sorvino, Natasha Lyonne, Jessica Hecht, Michael Stuhlbarg.
Con una dureza extrema en las imágenes pero sin buscar en ningún momento el oportunismo, La zona gris nos narra la historia de aquellos judíos que, por miedo al dolor más que a una muerte segura, vendieron sus servicios a los nazis para aplazar su hora final. Ciertamente, es importante preguntarse en qué lado acabaríamos posicionándonos en una situación tan extrema, y es entonces cuando descubrimos que la actuación de los protagonistas quizá no este tan lejos de la que nosotros llevaríamos a cabo en similares circunstancias. Y es por eso por lo que vemos cómo a lo largo de todo el metraje, los personajes principales no hacen más que justificarse a sí mismos para descargar su conciencia.
Lo mas importante de esta película no es su equipo técnico o sus actores, es la desgarradora historia que cuenta. Narra la historia del XII Sondekommando judío en Auschwitz. Los sonderkommandos eran unidades de trabajo, compuestas habitualmente por judíos, encargadas de conducir a los integrantes de los “trenes de la muerte” a las cámaras de gas, y posteriormente llevar los cadáveres hacia los hornos crematorios. La película es un fiel y duro reflejo del trabajo que realizaban estas unidades, capaces de engañar a sus semejantes y darles infundadas esperanzas antes de entrar en la cámara de gas. La zona gris nos muestra, con voluntad casi didáctica y fotografía pseudo-documental, los entresijos de las cámaras de gas y los hornos crematorios. Es decir, cómo funcionaba Auschwitz por dentro. Tim Blake Nelson se ha atrevido a entrar en el corazón del infierno nazi. Algo sin duda difícil, y ha salido airoso, fundamentalmente gracias al estilo que ha adoptado: sobrio y distante (cabe señalar la ausencia de música).
Estilo muy similar al expresado por Primo Levi en el apéndice de Si esto es un hombre: “Al escribir este libro adopté deliberadamente el lenguaje sereno y sobrio del testigo […]: pensaba que mi palabra sería tanto más creíble y útil cuanto más objetiva apareciera y cuanto menos apasionada sonara”. La similitud de estilo no es casual. Nelson, nacido en el seno de una familia judía, se enteró de la existencia de los sonderkommados al leer a Primo Levi (el capítulo La zona gris del libro Los hundidos y los salvados). Se basó en Levi y en la autobiografía del médico judío Miklos Nyiszli (que participó en los experimentos de Josef Mengele, para mantener con vida a su mujer y a su hija) para escribir en 1996 una obra de teatro titulada La zona gris, convirtiéndola posteriormente en película.
Al escoger como protagonistas a los integrantes del duodécimo sonderkommando de Auschwitz-Birkenau, queda claro en todo momento que los protagonistas no sobrevivirán. Las opciones se reducen a dos: rebelarse y morir, o morir sin rebelarse. Los dilemas éticos son más complejos, porque el sonderkommando se sitúa en una zona intermedia entre verdugos y víctimas.