LA ENTREVISTA – La semana pasada el escritor y periodista Iñaki Ezkerra escribía en el periódico ABC una columna en la que hablaba de las nuevas estrategias de camuflaje del negacionismo, ahora que está penado por el Código Penal. Ya no se trata de la burda negación de los hechos históricos, sino de buscar excusas para su aparición (por ejemplo, el Tratado de Versalles para el caso del nazismo), desactivar a la víctima convirtiéndola en verdugo, o simplemente relativizando el dolor con el humor chabacano ejemplificado en los tuits antisemitas del concejal Zapata. Y en esa misma persona y entorno encontramos la clave para la segunda parte del negacionismo: el que atañe a las víctimas del terrorismo, también excusadas (en una pretendida guerra simétrica) y relativizadas