Las tribulaciones de los sefardíes en el Brasil colonial
LOS PASOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO, CON DAVID ROSENTHAL – A pesar de la imposición del conde Johan Maurits van Nassau, por la que todos los pobladores residentes en el Brasil Holandés tenían derecho a practicar su religión sin mayor impedimento, los conflictos originados por la presencia de judíos no se dejaron esperar. En primer lugar, la población luso-brasilera, cristiana y católica, se vio enfrentada a un grupo de personas cuya madre patria había arrojado de su seno y que, en muchos casos, tenía contacto con los “cristianos nuevos” del Brasil, importantes colaboradores, a su vez, de los calvinistas holandeses que habían invadido y conquistado una parte considerable de esta colonia portuguesa del Nuevo Mundo. En segundo lugar, no pudo quedar indiferente ante la competencia que la habilidad comercial de los judíos le imponía, sobre todo en la compraventa y remate de plantaciones de azúcar y de esclavos negros, traídos desde África con el propósito de complementar la mano de obra, tan necesaria para hacer producir las tierras cultivables.
Igualmente, la población luso-brasilera advirtió, con gran desagrado, que los sefardíes llegados desde Holanda supieron aprovecharse, por lo menos al comienzo, de su dominio de los idiomas portugués y holandés, sirviendo de intermediarios obligados entre una y otra comunidad lingüística en todas las transacciones comerciales efectuadas, hecho que, a la larga, les significó grandes ganancias pecuniarias. No menos fuerte fue el rechazo de los judíos por parte de los clérigos holandeses, cuyo espíritu misionero se vio estimulado en un país católico, donde se les abrían las puertas para transformarse en portavoces de su religión protestante.