SHÉKET: JUDÍOS EN EL CINE MUDO, CON MIGUEL PÉREZ –
‘Les débuts d’un patineur’ es, como su título indica, una brevísima cinta que narra la primera experiencia de un patinador amateur sobre el hielo. Se trata de un cortometraje que hace honor a su nombre, pues apenas dura cinco minutos y su argumento se limita a describir humorísticamente las caídas y tropezones del individuo en un parque congelado donde se reúnen numerosos patinadores, se supone, en las afueras de París.
Sin embargo, la cinta tiene un indudable valor para la filmoteca por un doble motivo: fundamentalmente es una película experimental rodada en los albores del cine mudo entendido ya como industria, concretamente en 1907. Por otro lado, supone la unión artística de dos mentes cinematográficas singulares, el actor Max Linder y el director Louis J. Gasnier.
El carácter humorístico de ‘Les débuts d’un patineur’ queda de manifiesto desde los primeros fotogramas, con un Max Linder que va creciendo en histrionismo y comicidad hasta desplegar un inmenso repertorio de situaciones efectistas, solo o en compañía de secundarios. Es preciso destacar que a muchos estas secuencias les parecerán calcadas y mil veces vistas en las comedias de Chaplin o Buster Keaton, por poner un par de ejemplos. Sin embargo, éstas son las originales. Las ideó el propio Linder y se basó especialmente en el aprovechamiento gestual del cuerpo. Sus exagerados movimientos de brazos y piernas forman parte de la posterior iconicidad de Charlot, sin ir más lejos.
La diferencia estriba en que, mientras las películas de Chaplin han pasado a la mitología del cine, Linder cayó en un total olvido tras morir después de matar a su esposa en lo que aparentó ser un doble suicidio. Vestido con frac y sombrero de copa, el actor francés –criado en el seno de una familia judía de viticultores de La Gironda– estrenó en ‘Les débuts d’un patineur’ su personaje de ‘Max’, que luego repetiría como protagonista de una serie de comedias ligeras que fueron calando con fuerza en el público galo.
Si Max Linder era todavía un recién llegado al cine cuando se rodó este cortometraje –el genio francés hizo su primera película en 1905, sólo dos años antes–, algo parecido puede decirse de Louis Joseph Gasnier, realizador nacido en París en 1875 y que apenas había hecho cuatro obras cuando se puso al frente del equipo de ‘Les débuts d’un patineur’. Gasnier procedía del teatro y fue contratado por la gran productora Pathé para impulsar, junto con otros directores consolidados y prometedores, la producción francesa en el cine europeo. La unión entre ambos resultó crucial. A partir de este corto, en realidad un scketch, el director y el actor rodarían un buen número de películas con ‘Max’ como protagonista.
En ‘Les débuts d’un patineur’ se percibe que la cinematografía todavía era un arte en ciernes, cuando menos en lo que corresponde a iluminación –muy básica–, producción –el montaje es inexistente– y rodaje. Garnier, que procedía del teatro, filma el corto con cámara fija, como si se tratara de un espectáculo teatral. Como curiosidad, la posterior carrera profesional de este director estaría llena de singularidades: fue el responsable de varias películas del inmortal Carlos Gardel y en 1936 estrenó una cinta que todavía hoy es de culto en torno a la marihuana.
Se trata de ‘Reefer Madness’, un manifiesto filmado en contra de los estupefacientes donde un grupo de jóvenes amigos enloquece a causa del consumo de porros y provoca una espiral de violencia, desde la agresión sexual hasta el asesinato. En su momento fue rodada desde la perspectiva de un documental más dirigido a los padres que a sus hijos y pasó con más pena que gloria hasta que en 1970 saltó a primer plano con los rescoldos de Woodstock y Altamont.
Ficha técnica:
Título: “Les débuts d’un patineur”
Año: 1907
Director: Louis J. Gasnier
Guión: Louis J. Gasnier
Reparto: Max Linder
Productora: Pathé Frères
País: Francia
Duración: 5 minutos
Género: comedia