Literatura sefardí en América
LOS PASOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO, CON DAVID ROSENTHAL – Escribió Esther Seligson: “No somos tanto ‘el pueblo del Libro’ como el pueblo de la Memoria que arde sin consumirse”.
El gran libro de América judía, de Isaac Goldemberg, publicado en 1998, confirmó la presencia judía en América Latina. Esta antología de 1236 páginas publicada por la Universidad de Puerto Rico, abarca la obra de alrededor 140 escritores. La organización del volumen es un reflejo del maridaje entre lo judío y su obsesión por las letras, la tradición española, y también latinoamericana. Además, el libro refleja el pluralismo cultural, el mestizaje y una multitud de estilos y de géneros que abarca diferentes vertientes de esa literatura judía latinoamericana. Esta expresión, al insertarse en un plano nacional, por un lado cuestiona la cultura dominante; y, por otro, su vínculo con sus respectivas comunidades diaspóricas que van más allá de las fronteras nacionales y lingüísticas. Asimismo, se tratan temas tabúes en su momento, pero tan cotidianos como la homosexualidad y el feminismo.
Además, no se puede desvincular la cultura de los judíos de América Latina de su entorno. Y cada uno de los escritores judíos latinoamericanos opera dentro de fronteras geográficas y culturales que los vincula directamente con su respectiva literatura nacional. Escritores argentinos como José Isaacson, Humberto Constantini, Ricardo Halac, Liliana Mizrahi, Marcos Ricardo Barnatán, Reina Roffé, Ana María Shua y Mercedes Roffé; de Cuba, Rafael Eh y Ruth Behar; de Chile, Ester Benarí; de Guatemala, Víctor Perera y David Unger; de México, Angelina Muñiz, Vicky Nizri, Myriam Moscona, Esther Cohen y Rosa Nissan; de Uruguay, Teresa Porzecanski; de Venezuela, Isaac Chocrón y Sonia Chocron; y de Colombia, como no, don Jorge Isaacs, inauguran la literatura latinoamericana.