“Los fuegos de otoño”, de Irène Némirovsky
SEFER: DE LIBROS Y AUTORES – Inevitable y necesario vincular este Los fuegos de otoño con la obra cumbre de Némirovsky Suite francesa: por las circunstancias de la redacción y recuperación de ambas; por su ácida crítica de la sociedad burguesa de la Francia de entreguerras – ” de una ironía suave no exenta de una gran humanidad” afirma su traductor José Antonio Soriano; por su altísima calidad literaria y ese “final abierto a lo que no llegaría a conocer”. “Existen dos líneas de narración -comenta Soriano-, la pública, la de la Historia y la privada, la propia vida de las personas. También la de la propia autora: “Hay mucho de Irène en esta novela”.
Ed. Salamandra. Obra cumbre de Irène Némirovsky y baluarte literario contra el fanatismo y la intolerancia, Suite francesa cautivó al mundo con su retrato inmisericorde de la sociedad francesa de entreguerras. En Los fuegos de otoño, Némirovsky compone de nuevo un sensacional fresco narrativo del envilecimiento de la burguesía parisina durante ese período vertiginoso. Escrita en la primavera de 1942, al mismo tiempo que Suite francesa y pocos meses antes de la muerte de la autora, y publicada a título póstumo en 1957,Los fuegos de otoño sobrevivió milagrosamente a los estragos del nazismo, y el reciente descubrimiento de una copia de la novela con abundantes correcciones de la propia Némirovsky le confiere un valor adicional incalculable.
Finalizada la Primera Guerra Mundial, Bernard Jacquelain regresa de las trincheras con una medalla, pero desilusionado ante la falta de perspectivas. Tras los horrores presenciados en el frente, lucha por hacerse un hueco en el mundillo de los negocios turbios que campan a sus anchas en París. ¿Qué puede atraer a la bella y sensata Thérèse del rebelde y un tanto desvergonzado Bernard? A pesar de los desengaños y sufrimientos que puede acarrearle esa relación, Thérèse lo quiere y confía en que la fuerza del amor acabe por imponerse. Durante diez años, gracias al dinero fácil, ambos disfrutan de los mediocres placeres de la vida burguesa, pero cuando los tambores de guerra vuelven a sonar con fuerza y el futuro se torna incierto, todo empieza a desmoronarse.
Ambientada en el París febril y disoluto de entreguerras, Los fuegos de otoño es no sólo un retrato íntimo de unos hombres y mujeres en busca de una libertad imposible, sino también una semblanza implacable y sobrecogedora de una clase social presa de sus privilegios y costumbres.