“Los habladores” de Cervantes, en la Comunidad Judía de Madrid (vídeo – 22/6/2017)
ACTOS EN DIRECTO – En la fiesta de fin de curso de los talleres del “Club de día” de la Comunidad Judía de Madrid, el Taller de Teatro presentó, como una sesión de trabajo, el entremés de Don Miguel de Cervantes Saavedra, titulado “Los habladores”, en la adaptación moderna de José María Osorio Rodríguez, (“Mi Segundo Libro de Teatro” – Editorial Everest), adaptado a su vez al ambiente judío marroquí, con expresiones en haquetía (el particular dialecto judeoespañol del norte de Marruecos), por José Israel Garzón y David Acrich, quien también dirigió el taller y la obra.
El reparto fue el siguiente (por orden de intervención):
Narradora: Shifra Goldstein
Ororvida: Aliza Barcesat
Nissim: Mimi Benarroch
Gimol : Mercedes Levy
David: Marisa Lineal
Tabernera: Rosario Azriel
Con la colaboración de Mario Sztrancman en el papel de Alguacil. Arriba el telón
ב”ה
Los habladores (adaptación de entremés de Cervantes)
PRÓLOGO
NARRADOR.- ¿Qué hubiera pasado si Cervantes, de quien se dice que era judío, hubiera nacido en Marruecos? ¿Hubiera cambiado algo su castellano? Pues imaginémonos que sí. Así que aquí os presentamos su famoso entremés LOS HABLADORES, “Los Adrauias”, con un toque de aquel especial castellano que conservaron sus judíos en el norte de África: la jaquetía.
La escena se desarrolla, vamos a decir que en Tetúan (o en Tanger, que lo mismo da), en el siglo 16 o quizás 17. Pero también hubiera podido desarrollarse en nuestro Israel, porque muchos de los descendientes de estas familias, hicieron aliá, pasada la Guerra de los Seis Días y, especialmente, después de la Guerra de Yom Kipur. ¡Y mantuvieron su peculiar español, su jaquetía, salpicada con mucho humor!
Y he aquí sus personajes: la inolvidable Dona Orovida (APARECE EN ESCENA, SALUDANDO Y SE VA). Una mujer encantadora, pero, pero, pero, con un pequeño, pequeñísimo defecto. ¿Cuál será? ¿Lo adivináis?
Y aquí tenemos a su sufrido Marido, Adón Nessim (APARECE EN ESCENA, SALUDANDO Y SE VA), que busca el remedio para tal mal.
Y Claro, Doña Orovida no puede dar un paso por su casa sin la ayuda de Gimol, la fiel servidora (APARECE EN ESCENA, SALUDANDO Y SE VA).
De pronto llega la solución para tal enfermedad: David (APARECE EN ESCENA, SALUDANDO Y SE VA), un pariente de Nissim ¿O no? Pues dicen que curará a Orivida ¿o no? dándole a probar de su propia medicina.
Y todo se complica cuando aparece el tabernero y ¡hasta un alguacil! (APARECEN EN ESCENA, SALUDANDO Y SE VAN).
¿Como terminará toda esta jarabujina? Hagámolsle kavod a estos actores, prestemos atención y salgamos de dudas…
ESCENA ÚNICA
(Una casa modesta. Sala. Siglo XVI-XVII. Al levantarse el telón se hayan en escena Orovida y Nissim, marido y mujer, ambos de mediana edad).
OROVIDA.- ¿Me escuchas o no?
NISSIM.– Te escucho Orovida, te escucho.
OROVIDA.- (Hablando al igual que en casi toda la obra, con gran rapidez). Pues has de saber Nissim, marido mío, que una, cuando habla, es por algo, que no soy yo de esas que adrean sin ton ni son. Que solo los jamorim hablan por hablar, y los jamorim son aznos, y los aznos no jamean, y el que no jamea debería tener quieta la lengua, en remojo ….. Porque Hashem nos dio boca para hablar, y hablando se entiende la gente, y si no hablara yo, sería muda, y al que se muda Dios le ayuda…
NISSIM- ¡Basta, no aguanto más! QUÉ FNA. ¡!!!Me voy a la calle. ¡Uf, qué mujer más adrauia (Sale por la puerta del lateral).
OROVIDA.- Está darbeado . ¡Y para esto se casa una! (Llamando) Gimol . ¿dónde estás?… Gimol! ¡Gimol!
GIMOL – (Por él foro). Ya voy, ya voy, ya voy. ¡Dios mío, usted, por el gusto de hablar, es capaz de llamarme trescientas veces!
OROVIDA.- Trescientas es 100 veces tres. Si a 300 le añades dos ceros tienes 30000. Los ceros a la derecha de los números aumentan su valor. Lo que más vale es la neshamá, el alma, porque es eterna. La eternidad…
GIMOL.- (Tapándose los oídos) ¡A lema’an Hashem Bbaruj Hu todo el día así! ¡Qué guezerá! Esto no hay quien lo JEMEE.
OROVIDA .- Has dicho jamee y has dicho bien, porque jamear es sufrir y el que sufre calla, y el que calla otorga, y más vale otorgar… (Se va Gimol desesperada por la puerta del foro y tras ella Orovida sin dejar de darle a la lengua. Queda la escena sola unos segundos y, al cabo, entra David por la izquierda).
DAVID.- ¿Habré logrado despistar a esa sajená ? (Asoma con precaución a la puerta de la calle). Sí; ahí va, con su garrote en la mano. Esperaré un ratito a que termine la chaatá . Parece que en esta casa no hay nadie. ¡Qué raro! (Se sienta).
NISSIM.– (Entrando por la izquierda y reparando en la presenci presencia de David) ¿Eh? ¿Que hace usted en mi casa? ¿Quién es usted?
DAVID.- (Levantándose). Permítame que me presente: David, para servirle.
NISSIM.- Bien ¿y qué es lo que quiere?
DAVID.- Pues verá usted, he visto la puerta abierta y…
NISSIM.– No entraría usted a Halampear, quiero decir, a robar…
DAVID- No, no, eso ni soñarlo. Mire, voy a ser franco con usted. Tiene cara de buena persona, y estoy seguro de que usted sabrá comprenderme. Me he refugiado aquí para huir de una tabernera safalia que me perseguía con un gran garrote…
NISSIM.- ¿Y por qué?
DAVID- Porque no le he pagado la cena.
NISSIM– Pues páguesela y shalom
DAVID.- ¡Eso nunca! Si pago, no debo, y para mí el deber es ante todo. Bueno, la verdad, no puedo pagársela porque no tengo un duro . Ahora ya sabe usted por qué estoy aquí. Pero si estorbo, me voy. Mi lema es: pasear, descansar y no estorbar. Pues el que estorba molesta, y al que molesta se le da un puntapié, y el que lo recibe no vuelve por otro. Y con esto, señor mío, pongo punto final y me voy. Yo soy hombre de pocas palabras, porque el que mucho habla mucho yerra, y como dijo no sé quién, el silencio es oro, y muchos se arrepienten de hablar, más no de callar. Y esto, señor mío, es una verdad como un puño. Como dijo Rebi Chato … Bueno, no sé si fue Rabi Chato o rebbi Mosé , pero para el caso da igual, lo cierto es que…
NISSIM.– Un momento, un momento… (Aparte). Se me ocurre una idea (en alto) Caballero, ¿querría hacerme un favor?
DAVID- ¿Un favor? cuente usted conmigo. Siempre que no sea para pedirme dinero, claro, porque si es para eso da en el hueso. Los huesos de la cabeza son 6 un frontal, un occipital, dos parietales, dos temporales, un esfenoid… (Nissim le tapa la boca con la mano y lo sienta en una silla….) Gmmm… Gmmm…
NISSIM– ¡Sécate de una vez y escucha, por favor! . . Verá. Tengo una mujer que es la más buena del mundo, pero también un boril continuo……la más adraouia que existió, existe y existirá por los siglos de los siglos.
DAVID.- Amén.
NISSIM .- Y quiero que usted la cure…
DAVID.- ¿Y cómo la he de curar?
NISSIM- Hablando con Orovida
DAVID- ¿Hablando? Hombre, eso es lo mío.
NISSIM.– Le pagaré lo que sea. Una buena mataná de chavos.
DAVID. Con que me de comer, me basta.
NISSIM.- ¡Cuidado, ahí viene! Disimule…..
OROVIDA.- (Entrando). ¿Ya has vuelto esposo mío? ¿Quién es ese hombre que está contigo?
NISSIM.– Es un primo mío, que viene a pasar las Pascuas con nosotros.
OROVIDA.- ¡Ah, cuánto me alegro. (Aparte). Así tendré más gente con quién hablar. (En alto). Considérese usted en su casa, señor mío. Los primos de mi marido primos míos son. Los primos son los hijos de los tíos. Hay dos clases de primos: los políticos y los carnales. La carne…
DAVID – (Interrumpiéndola). Dijo usted carne y dijo bien. Hay carne de vaca, de pollo, de JALUFO (con perdón) y de ternera. La ternera es la hija de la vaca. La vaca tiene cuernos y hace “muuuu”, el perro hace “guau”, el gato “miau”, el grillo “cri cri” y el gallo canta así: “kikiriki”.
OROVIDA .- (Interrumpiéndole a su vez). Dijo usted gallo y dijo bien. El gallo es el macho de la gallina. La gallina está bien en pepitoria. La pepitoria se llama así porque la inventó un tal Pepito. Pepito ese es el nombre que se da a Yusico…
DAVID- Dijo usted Yusico y dijo bien. Yusico para los sajenim es José. El día de San José es el 19 de marzo. En marzo comienza la primavera y en el verano se acaba el frío. Frío puede ser también del verbo freír. Se fríen las patatas, se fríen los huevos, se fríe el pescado, pero no el cocho, y luego se hace en charmila…..
OROVIDA.- Dijo usted charmila y dijo bien…
DAVID .- Se fríe la carne, se fríen los buñuelos, se fríen los churros…se fríe—-
OROVIDA.- ¡Ay, Nissim , que a mí me da un patatús.
DAVID.- Pero no hay que confundir los churros con los majrotes. Chubaikia es un plato endiamantado No son lo mismo platos y platillos. Los platos sirven para comer y los platillos para tocar…
OROVIDA .- (Sofocada). ¡Ay, marido que me desmayo! (Se deja caer en una silla pataleando comicamente. Luego se queda rígida, cerrando los ojos).
DAVID – ¿Pero qué le pasa?
NISSIM.– Qué le ha de pasar, que si no habla revienta.
OROVIDA.- (Abriendo los ojos) ¿Dónde estoy? (Reparando en DAVID). ¡Guo por ti se haga! ¿Pero aún está ese hombre en mi casa?… ¡Qué Caída de mazal la mía! Nissim, échalo de aquí o me muero.
NISSIM.– Calma, mujer, que solo estará tres años con nosotros.
OROVIDA.- ¿Tres años?… ¡Ay, de ésta sí que estiro la pata. (Y, en efecto, se pone a estirar una pierna y los brazos, con las mismas convulsiones cómicas de la vez anterior).
GIMOL .- (Apareciendo por el foro). ¿Pero qué pasa aquí? ¿Qué gritos son esos? ¿Señora qué le sucede?
OROVIDA .- ¡Ay, que me ha de suceder, Gimol! Que ese huerco de Nissim quiere quedarse viudo.
GIMOL – Vamos, vamos…
OROVIDA.- (Llorando). ¡Qué tenicu ¡!! Tener que aguantar 3 años en mi casa a ese loro desplumado. (Sale apoyada en el brazo de Inés por el foro).
NISSIM– (Tocándose las manos de alegría). Esto va bien. Dos sesiones más… y curada por completo.
ALGUACIL.- (Dentro, golpeando la puerta). ¡Abran a la justicia!
DAVID.- ¡La justicia! ¡Huo por mí se haga. Me vaya capará! ¡Esa es la tabernera que viene a cobrar sus deudas. ¿Dónde me escondo?… (Da unas vueltas por la habitación sin saber dónde meterse y al fin se introduce tras las cortinas). Aquí no darán conmigo.
ALGUACIL.- (Golpeando de nuevo) Abran a la justicia. (Nissim abre la puerta y entra en alguacil seguido de la tabernera, que trae un garrote en la mano).
NISSIM.– ¿Pero qué quieren ustedes? ¿Qué voces son esas?
ALGUACIL.- Esta mujer, que dice que se escondió en su casa un individuo que le debe dinero.
TABERNERA.- Sí, señor, se VOLÓ sin pagarme la cena.
NISSIM – Le aseguro que aquí no entró ese hombre. Yo no he salido de casa y puedo atestiguarlo.
TABERNERA.- Tiene que estar aquí. (Esgrimiendo el garrote). ¡Sal, bandido!
ALGUACIL.- Si el Señor dice que no está…
NISSIM.- Lo más probable es que haya entrado en la casa de mi vecino MESOD. Lo mejor será que vayamos a ver.
ALGUACIL.- Por probar nada se pierde. (Salen los tres).
OROVIDA.- (Entrando con Gimol). ¡Tres años esa cotorra en mi casa! ¡Ay, Gimol, qué amargura preta.
GIMOL .- Vamos, señora, no se ponga así. ¿Lo ve? Ya se ha ido. Ahora podrá usted hablar cuanto quiera.
OROVIDA .- ¡Gracias a Dios que ahora podré descansar del silencio que he tenido!
DAVID.- (Asomando la cabeza por la estera). ¿Silencio dijo usted? Pues dijo bien. Que el silencio es oro, y muchos se arrepienten de hablar, más nunca de callar; porque…
OROVIDA .- ¡Porque el Satan te lleve, que vas a acabar conmigo! ¡Ay, yo vuelvo a desmayarme!
GIMOL .- Conténgase, señora; vamos, apóyese en mí. (Mutis ambas por el foro).
NISSIM.– (Entrando seguido del tabernero y del alguacil). Bueno, no estaba. Renuncie usted a buscarlo y bebamos un vasito de majia. (Llamando). ¡Orovida, Gimol! (Entran ambas armadas con sendas escobas). ¡Cómo! ¿Qué locura es esta? ¿Qué vais a hacer?
OROVIDA – Nada, marido. Sacudir estas cortinas, que están llenas de polvo. ¡Gimol , arréale duro!
GIMOL .- Descuide, señora. (Se ponen las dos a dar escobazos a la cortina en la que está David , hasta que sale éste dando voces).
DAVID – ¡Ay, ay, que me matan! ¡Ay!… (Corre perseguido por Orvida y Gimol).
OROVIDA- ¡Toma, por tuerto !!!
GIMOL.- ¡Toma por charlatán y por audear a mi Señora Orovida!
TABERNERA.- ¡Aiwa, pero si este es mi hombre! ¡Ahora verás! (Se pone a perseguirlo también con el garrote).
ALGUACIL.- ¡Quietos! ¡Quietos he dicho! (Sacando la espada) ¡Ténganse todos! (Se hace en silencio). Este hombre será juzgado según la Ley. (A Roldán). Dése usted preso.
DAVID – ¿Preso dijo usted? Pues dijo bien. Porque el preso no es libre, y la libertad…
ALGUACIL.- ¡Basta! Aquí no han de valer le sus habladurías. Vamos.
NISSIM.- Un momento, señor alguacil. (Llevándolo aparte). Suplico a usted que, por hallarse en mi casa, esta vez no se lo lleve. Yo pagaré al tabernero, y le prometo que en cuanto cure a mi mujer se irá del lugar.
ALGUACIL.- ¿Y de qué la tiene que curar?
NISSIM.- De hablar. Es una mujer muy buena, pero la más ADRAOUIA que hubo desde Eva hasta nuestros días.
ALGUACIL.- ¿Y de qué modo puede curarla?
NISSIM.– Hablando. Como él habla por los codos, mi mujer no tiene más remedio que callarse.
ALGUACIL.- No es mala idea… Acepto con una condición.
NISSIM.– ¿Cuál?
ALGUACIL.- Que en cuento sane a su mujer, se venga a mi casa a sanar a la mía, que padece del mismo mal.
NISSIM .– Prometido. Y en ese caso no hay más que hablar. Gimol, ve por el vino y tengamos la fiesta en paz.
TODOS CANTAN (CON NORA): El Pobrecito Hablador su farsa aquí ha terminado.
En un duelo de darbeados quedaron empatados.
Aunque Adafina en Shabat comieron muy callados.
Dulce los viváis Señores, si os ha gustado.
HABLADO EN CORO: Pero antes de ra’Hlear un aplauso muy bien dado.
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