Los kurdos: el chivo expiatorio de las crisis en Medio Oriente
FUERA DE FOCO, CON BRYAN ACUÑA – Los gobiernos de Turquía, Irán, Siria e Irak han reprimido a los kurdos durante mucho tiempo e inclusive los han utilizado para desviar la atención de sus problemas domésticos. En el caso de Turquía los ataques contra los kurdos se han hecho constantes, golpeándolos en territorio propio, negándoles la posibilidad de definirse nacionalmente en ocasiones, como también atacando físicamente o persiguiendo a organizaciones kurdas, acusándolas de terrorismo como el caso del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) o a las Unidades de Protección Popular Sirias (YPG). Para los turcos la causa kurda es un dolor de cabeza y esto les ayuda a motivar desde el frente actual de Erdoğan un sentimiento de nacionalismo kurdo (panturquismo) que contrarreste cualquier manifestación de nacionalismo independentista kurdo. Es obligatorio mencionar que aparte de realizar ataques en su territorio, realizan operaciones contra los kurdos en Irak y en el norte de Siria, donde incluso se llevó a cabo una operación que ha llevado a la ocupación de una franja al norte de este país, instaurando una especie de proto-estado de facto controlado desde Ankara y que han incluso creado asentamientos para árabes opositores al régimen de Assad y desplazando a la población kurda. Algunos de estos asentamientos son patrocinados por fondos extranjeros provenientes de Turquía, Kuwait, Qatar e incluso una ONG llamada “Corazones bondadosos, Palestina 48” conforme a lo señalado por North Press Agency de Siria.
Irán por su parte ha tenido casos sonados de represión de minorías y en un caso muy ruidoso que fue el asesinato de la joven Mahsa Amini en septiembre de 2022 a manos de la policía de la moral iraní, lo que llevó a protestas a nivel nacional, principalmente en las regiones kurdas, impulsando movimientos anticlericales que fueron reprimidos con fuerza, lanzando a policía y fuerzas irregulares como las guerrillas Basij leales a los Ayatolas, el Hezbolá libanés y la guerrilla chiita iraquí Hashd Al Shaabi. En la actualidad están confrontados con los campamentos kurdos en la frontera con Irak y han acordado la desmovilización de estos para evitar una conflagración mayor. A lo largo de los años, los kurdos han abogado por una patria propia o al menos mayor autonomía, evidentemente por su posición estratégica y energética, ningún país toleraría un desprendimiento de un territorio tan rico incluso en minerales. La creación de un bastión kurdo es visto con recelo por los países de la zona y principalmente por aquellos que lo puedan ver como enclave que amenace su influencia regional.
Para las potencias globales mantener a las poblaciones kurdas de su lado es estratégica, al menos así lo ha intentado Estados Unidos en los últimos tiempos: la presencia de Rusia es histórica pero menos influyente y en el caso chino han logrado impulsar proyectos de infraestructura con los kurdos iraquíes de Erbil que les suma más presencia en la zona. Para los kurdos cualquier vínculo que les garantice seguridad y continuidad será bienvenida, hasta este momento quizás ha sido minimizada su trascendencia y relativizada incluso de manera absurda.