IDENTIDAD, DESDE URUGUAY – En mayo de 1933, pocos meses después del ascenso al poder del nazismo en Alemania, se produjo en varios sitios de la capital y otras ciudades una quema pública de libros: los vinculados de cualquier forma al judaísmo y a expresiones de pacifismo. En realidad, esta incineración era una manera similar a la de “quemar en efigie” de la Inquisición siglos antes, cuando se juzgaba en ausencia del condenado. Ésta sustitución simbólica inspiraría otros actos de represión contra la cultura, como los que se darían a conocer a través de las exposiciones de Arte Degenado y Música Degenerada. También serviría de ejemplo a otros regímenes autoritarios posteriores (como la era de las dictaduras militares sudamericanas) o de ficción (como en el relato “Farenheit 451” de Ray Bradbury)
Los nazis quemaron libros queriendo quemar ideas, con Jorge Schneidermann
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