MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – En una vida muy insegura, llena de amenazas y temores, donde a las condiciones extremadamente duras para la gente común y la muerte como una presencia contante, breve, los sectores populares se refugiaban en la magia, los amuletos parecían ofrecer mayor protección que la fe en la protección divina, aunque no renegaran de ella. Los amuletos más numerosos parece ser que eran de dos clases: escritos u objetos tales como plantas, hierbas, piedras, cintas. El hilo rojo es un color considerado en muchos lugares como una protección muy útil contra los demonios y el mal de ojo. Era muy común ver a los niños judíos usando collares de coral, igual que a los niños cristianos, para protegerlos contra el mal y la envidia. Las hierbas y raíces aromáticas también se mencionan a menudo como potentes amuletos, una de ellas era el hinojo que se suponía preservaba de todo mal.
También el mundo sefardí se nutría de los mismos miedos y necesidades de protección. Alguien ha dicho que el color púrpura y los bordados de oro en los que a menudo se guardaban los rollos de la Torá estaban destinados a protegerlos. Se atribuye el mismo carácter protector a no utilizar el nombre de Dios y a no reproducir su imagen. Esto en cuanto a los sectores populares. Con respecto a los pensadores y estudiosos que decidían el curso de la historia religiosa del judaísmo askenazí, el filósofo Gershom Scholem sostiene que esa dirigencia de la judería askenazi medieval también estuvo imbuida de creencias místicas, donde la magia y el esoterismo no estuvieron ajenos a las formas de creencia. Para Scholem las Cruzadas, los sufrimientos que generaron y las influencias provenientes del pensamiento cristiano dejaron una gran huella, una gran marca en estos primitivos jasidím y especialmente en toda su obra, que se reflejó en las creencias judías de la época.
Ellos estuvieron totalmente ajenos a las discusiones y preocupaciones teológicas y filosóficas que influyeron tan profundamente en el pensamiento de los judíos orientales, españoles e italianos, y que tantos cambios y acontecimientos produjeron dentro de estas comunidades y posteriormente en todo el judaísmo. En tanto que los teólogos y filósofos judíos de esas regiones, en esas épocas estuvieron conmovidos e inspirados en debates que se dirimían entre la filosofía platónica y aristotélica, cuestiones que luego podían observarse en los textos religiosos y místicos que tanta influencia tuvieron y tienen dentro del judaísmo. La judería askenazí de esa época, según Scholem, aunque contribuyó de un modo significativo a la historia del judaísmo diaspórico, “carecía extrañamente de originalidad en el terreno de la metafísica”. El surgimiento del jasidismo de esta época tuvo una influencia extremadamente importante en la continuidad religiosa del judaísmo ashkenazí, por lo menos hasta el siglo XVII, con el desarrollo de la kabalá que se originó en la ciudad de Safed, Palestina.
Para el filósofo, el jasidismo fue el único acontecimiento importante en la historia del judaísmo askenazí, porque su importancia reside en que permitió el triunfo de nuevos ideales y valores religiosos reconocidos y aceptados masivamente por los sectores populares. “Allí donde fracasó la cábala española del siglo XIII… triunfó el jasidismo ashkenazí”. Los principales representantes del jasidismo fueron los miembros de la familia Calónimos. Habían llegado de Italia y se constituyeron en una aristocracia de las comunidades de Shpeyer, Worms y Maintz. Esas figuras fueron Shmuel el Jasid de Schpeier (que vivió a mediados del siglo XIII), su hijo Yehudá el Jasid de Worms (que murió en Ratisbona en 1217) y su hijo Eleazar Yehudá de Worms (que murió entre 1223 y 1232). “Los tres ejercieron una profunda y duradera influencia sobre sus contemporáneos”. Sus figuras casi desaparecieron en una bruma generada por las innumerables leyendas que surgieron en torno a ellas. Esta historia continuará…
Los orígenes de Ashkenaz (14ª parte): los primeros jasidicos (o pietistas)
Alicia Benmergui, Ashkenaz, Gershom Scholem, historia, jasidim