MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – Cuando se piensa o se habla sobre los judíos ashkenazíes, inmediatamente los que conocen el tema lo relacionan con el ingrediente principal de su cultura: su lengua, el idish, que ha sido la principal vía de comunicación a lo largo de los siglos del último milenio. Para quienes tengan alguna duda, el idish es una lengua, un idioma; de ninguna manera es un dialecto o una jerga de los judíos pobres como acostumbraban llamarlo gente que ignoró todo su valor y riqueza lingüística. Los judíos ashkenazíes crearon una lengua para comunicarse entre sí: eran una minoría vulnerable y amenazada. Del mismo modo utilizaron los caracteres del hebreo adaptándolos a esta lengua que fueron creando y enriqueciendo en un muy largo período de tiempo, donde su casi extinción se produjo con el genocidio de seis millones de judíos europeos, la Shoá, a manos del nazismo y sus aliados europeos, a mediados del siglo XX.
Sus orígenes se hallan en primer lugar dentro de los grupos que vivieron en los territorios del Rin. Los eruditos han tendido a localizar los orígenes de Idish particularmente en las ciudades de Speyer, Worms y Maguncia, que fueron importantes centros tempranos de la cultura ashkenazí. A partir de la década de los 70 otros lingüistas, utilizando pruebas de componentes germánicos y semitas, comenzaron a sostener que el origen del idish se halla en la región más oriental, en la región del Danubio, alrededor de los centros judíos de Regensburg, Nuremberg y Rothenburg. Los otros judíos que hablaron en idish vivieron en la Bohemia, en Polonia, Lituania y Ucrania, y en otras regiones de Europa Oriental a partir del siglo XIII, o en Holanda y en el norte de Italia en los siglos XVI y XVII. El idish fue el medio de comunicación cotidiano de los judíos de Europa Oriental, porque el hebreo era considerado una lengua sagrada y sólo se utilizaba para las cuestiones religiosas.
Entre los elementos que se conjuntaron para la formación de este idioma están el deseo de utilizar expresiones hebreas, la adopción de localismos germanos y la capacidad creativa del pueblo judío. El idish tuvo diferentes nombres según que grupos de judíos lo hablaban, así fue que en textos antiguos fue llamado taytsh (“aleman”) o ídish (“judío”). En las viejas fuentes rabínicas se decía en hebreo que era la “lengua de Ashkenaz”, es decir la lengua de Alemania. Se llamaba ivretaytsh a la vieja lengua arcaica que se empleaba para traducir los textos religiosos. Los científicos han continuado empleando la denominación “judeo-alemán”, del mismo modo que se refieren al “judeo-español”, etc. Estas son expresiones incorrectas para referirse a la especificidad de las lenguas judías a las que los lingüistas progresivamente les han cambiado el nombre por el de idish o judezmo. De todas las lenguas judías, el idish es aquella que ha tenido la expansión geográfica más grande (ninguna otra ha sido hablada por tan gran número de personas). Es también la única lengua judía, además del hebreo, que ha alcanzado tal grado de desarrollo, porque a través de ella se pueden expresar todos los contenidos de estilo de vida y pensamientos tradicionales pero también discursos políticos, científicos o la literatura de los tiempos modernos.
En el caso del idish, que apareció hacia el siglo XI en las comunidades judías de la Renania, un elemento fundamental al principio está representado por los diferentes dialectos alemanes de la Edad Media, y más tarde con el desplazamiento hacia el Este del centro de gravedad de los judíos ashkenazíes, por las lengua eslavas, especialmente el polaco, el ucraniano, y el bielorruso. En los vestigios de hablas judías anteriores se hallan como elemento esencial las lenguas judeo-romanas, una basada en el francés y la otra en el italiano. Ciertamente el hebreo tenía su status como lengua sagrada, pero el idish tenía su lugar en el campo de los estudios y de la liturgia. La lectura bíblica o talmúdica se hace sobre los textos, pero los comentarios orales, las discusiones, los comentarios eruditos e incluso a veces las oraciones, especialmente entre las mujeres, se hacían en idish. Paralelamente también se utilizaba el hebreo para cuestiones civiles y comerciales, documentos privados y correspondencia. La diferencia existente entre el hebreo y el idish es que el primero es sólo utilizado como lengua escrita, en tanto que el idish es una lengua hablada y escrita. El texto más antiguo conocido escrito en idish es un Majzor de Worms, de 1272. Allí está escrita una bendición para la persona que estaba llevando el libro a la sinagoga; el texto estaba escrito en caligrafía hebrea en grandes letras. Esta historia continuará. . .
Fuentes: YIVO INSTITUTE FOR JEWISH RESEARCH. Milim Cultural 2011