Los orígenes de Ashkenaz (17ª parte): rumbo a Polonia

MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – Las primeras referencias documentales de la presencia de los judíos o instituciones judías en Polonia se encuentran en diferentes fuentes: en un responsum que mencionaba la decisión de una corte rabínica de Cracovia de la primera mitad del siglo XI; en una crónica de 1085 comentando cómo una princesa polaca liberó esclavos que eran propiedad de mercaderes judíos; o en la decisión de un príncipe bohemio en 1098 que confiscó los bienes de los judíos que huyeron a Polonia para escapar de las persecuciones. Según cuentan documentos del siglo XI, había conexiones de tipo comercial entre el Rus (lo que hoy es Rusia) y Galizia (una zona de Polonia). En el siglo XI, las fuentes cuentan que una caravana de mercaderes judíos de Regensburg regresaba del Rus a través de Hungría. En las responsas rabínicas y en la literatura judía de los siglos X y XII puede leerse que mercaderes judíos viajaban en grandes caravanas al Rus y la definían con el nombre de “Holjéi Rusia”. En 1180, Friedrich de Saxonia liberó de impuestos a comerciantes del Rus, entre otros, y también vemos un caso similar en la carta de Leopoldo de Austria (1190) sobre el comercio mutuo de las personas y los alemanes con el Rus que se llevaba a cabo desde Galizia.
No hay una fecha exacta para determinar con exactitud la presencia judía en Polonia, ni documentación legal habitual como aparecía en los siglos XII y XIII, como era el caso del de 1150, donde se decía que “Petrus, el noble honrado, adquirió el pueblo de Tinech [Tyniec, Tinz] de los judíos…” o en 1203, “parte del pueblo de los criadores de halcones de Vratizlav [Wrocław, Breslau] donde vivía el judío José”. Parece poco probable que los judíos hayan residido de modo permanente en Polonia mucho antes del siglo XII. La evidencia de una población judía en la orilla norte del Mar Negro, con su correspondiente sinagoga en la época helenística y bizantina, no implica la existencia de comunidades con una historia continua a través de los tiempos. También hubo tempranos asentamientos judíos medievales en la Rusia de Kiev, algunos relacionados con el reino de los jázaros y otros que no parecen haber sobrevivido a la invasión mongol de 1240. Tampoco nadie pudo probar que los descendientes de los refugiados de las comunidades de Jazaria, Kiev, Crimea y otros lugares al este constituyen algo más que una presencia testimonial demográfica o cultural del judaísmo de aquella época.
La historia de los judíos en Polonia se extiende por mil años. Los mercaderes judíos llegaron por primera vez a Polonia en los siglos IX y X, recorriendo las rutas de comercio más importantes. La masiva afluencia de judíos a Polonia comenzó en la Edad Media, especialmente en tiempos de las Cruzadas, porque los cruzados no atravesaron territorio polaco cuando se dirigían a Tierra Santa, de modo que se convirtió en una especie de refugio para los judíos, que además fueron estimulados por los reyes polacos que esperaban que con su llegada crecieran la economía y el comercio. Los primeros privilegios locales para los judíos en Polonia se difundieron en un bando en el siglo XIII, otorgándoles la autonomía religiosa y declarándolos “Servi Cámera” como en el resto de los Estados cristianos. Los mercaderes, muchos de ellos que recorrían la Ruta de la Seda y otros espacios, llevaron a Polonia telas, armas, herramientas y especies exóticas, además de ser muchos de ellos especialistas en la acuñación de monedas.
Los indicadores que nos han llegado de fuentes de la Alta y Tardía Edad Media demuestran que los privilegios que les fueron otorgados a los judíos tenían orígenes germánicos. La aceptación de la autoridad rabínica ashkenazí en Polonia, el idish y las monedas polacas inscriptas con letras hebreas acuñadas por inmigrantes judíos (1177 – 1296) atestiguan que la comunidad judía de Polonia tuvo principalmente sus raíces en tierras germánicas. Buscaban estabilidad política y económica, además de nuevas oportunidades en Polonia, porque las leyes discriminatorias y los incidentes persecutorios habían aumentado en Europa occidental. Mientras que sus motivaciones de movilidad eran algo diferentes a los de sus vecinos cristianos, los judíos fueron una corriente migratoria a gran escala hacia Polonia desde tierras de habla alemana desde el siglo XII el siglo XIV.
Alrededor del siglo XIII, la población judía en tierras polacas llegó a un número tal de integrantes que determinó una existencia demográficamente permanente y culturalmente importante. La existencia de los judíos en Polonia se convirtió en un tema con ramificaciones legales, sociales, económicas y religiosas que determinaron acciones políticas y sociales de las autoridades judías y polacas. Así fue que, en algún momento antes de 1217, Rabí Eli’ezer de Bohemia intentó convencer al rabino Yehudá Ḥasid en Ratisbona que las comunidades pequeñas y pobres de Polonia, Rusia [es decir, Ucrania] y Hungría requerían diferentes principios de organización y financiación de las existentes en Alemania que les permitieran pagar a sus rabinos y líderes religiosos con contribuciones en lugar de estar fijados sus salarios en el presupuesto comunitario ordinario. En 1264, el gran duque polaco Boleslao de Kalisz emitió el primer privilegio formal de los judíos polacos. Este documento, basado en un modelo alemán adaptado a la situación de Polonia, fue la tentativa más temprana conocida para regular las condiciones de la residencia judía en Polonia.
Y esta historia continuará…

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