MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – Hacia fines del siglo XIII, el territorio polaco había quedado fracturado por la invasión de los mongoles, los campos habían sido destruidos y quedaron despoblados, especialmente después de la derrota sufrida por el ejército polaco en la batalla de Liegnitz (1241). Esto determinó que una parte de la colonización germánica se estableciera allí, al igual que en la costa báltica y en la Bohemia. De esa manera se crearon o se poblaron nuevamente aldeas y ciudades polacas, reactivándose las actividades agrícolas y manufacturas que habían quedado devastadas por las invasiones. La gente se mezcló tanto que se hizo muy difícil diferenciar entre la población germánica y los polacos germanizados. Para esa misma época, algunos historiadores mencionan la llegada de los judíos expulsados de Inglaterra en 1290, que se establecieron en este nuevo refugio para ellos. Estas poblaciones se rigieron por las normas de las instituciones germánicas, al igual que los judíos tomaron el modelo institucional de las juderías germanas.
En el siglo XI en Bohemia y Moravia existía una población judía permanente y eso se hizo muy visible en 1090, cuando el paso de las Cruzadas causó un enorme daño a esas comunidades. Esto determinó que parte de esta población huyera hacia Polonia, adonde llegaron entre 1097 y 1098. Estos judíos de Bohemia y otros de Germania se establecieron en la región de la Silesia, donde se dedicaron al comercio y a la agricultura. A mediados del siglo XIV había judíos viviendo en 35 poblaciones en la Silesia. De acuerdo a estos datos históricos lo que se puede inferir es que los judíos que se instalaron en Polonia provenían de muy diversos sitios.
En 1264 el príncipe Boleslao el Piadoso otorgó a los judíos el Estatuto de Kalish, tomado del modelo del Privilegio concedido a los judíos de Austria por el duque Federico en 1241. La promulgación de este privilegio les concedía a los judíos el derecho al libre comercio y al préstamo sobre bienes inmuebles, también se los consideraba como en el resto de Europa “servi cámera”: esto les aseguraba la protección de sus personas, de la propiedad y la libertad de profesar libremente su religión, permitiéndoles organizar su vida interna de manera autonómica en sus comunidades. Ser servi cámera, por otra parte, representaba la pertenencia al rey o a las autoridades donde residieran los judíos sobre sus cuerpos y bienes.
El clero reaccionó hostilmente a la concesión de estos privilegios a los judíos por parte de la corona. En 1267, el Consejo de Wroclaw había determinado que las juderías deberían estar separadas del resto de la población, y debían usar símbolos que los identificaran como tales. Los judíos debían someterse a los cristianos y no podían construir más de una sinagoga en cada ciudad y aldea. Esta historia continuará…