Los orígenes de Ashkenaz (26ª y última parte): el judaísmo húngaro y la otra frontera

MILÍM: LA HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – En los primeros años de nuestra era, los romanos – que habían dominado a los celtas – extendieron sus dominios a la región que hoy pertenece al territorio húngaro y que se extiende al oeste del Danubio, convirtiéndola en una provincia del Imperio Romano bajo el nombre de Pannonia. Los cuatro siglos de dominio romano crearon una civilización avanzada y próspera, donde se fundaron la mayoría de las ciudades actuales del oeste húngaro. Después de cuatro siglos, ese mundo se derrumbó y llegaron tribus. Una de las más salvajes y feroces fue la de los magyares, que entraron alrededor de 895 – 896 huyendo de otros grupos más salvajes aún. En la primera mitad del siglo X, los magyares se dedicaron a una guerra de saqueos y ataques, sembrando el terror a su paso. Pero cuando en 955 invadieron Baviera, Otón el Grande, emperador del Sacro Imperio Romano, los derrotó definitivamente. El primero en organizar el incipiente reino húngaro fue el rey Géza (972 – 997), el último príncipe magyar y padre del rey Esteban I (997 – 1038), luego canonizado como San Esteban. Organizó el Estado húngaro imponiéndole la religión católica, extendiendo por todo el reinado la presencia de iglesias románicas.
En la primavera de 1241 los temibles mongoles penetraron en Hungría por donde llegaron los magyares, destruyendo, saqueando y matando… Cuando se fueron comenzó la reconstrucción de Hungría bajo el reinado de Bela IV, el segundo constructor del estado. Elevó los asentamientos de Buda y Pest al rango de ciudades y mandó construir el Castillo de Buda, pero cometió el grave error de instalar en Hungría una alta nobleza armada que debilitó a la monarquía y que posteriormente fue un factor permanente de conflictos y problemas para los húngaros. Hungría alcanzó un alto grado de desarrollo: por esa época las ciudades crecieron y florecieron, hubo una corte real multilingüe y educada, y un gran impulso a las artes y la cultura en general.
Como ya hemos contado, existen en el Museo Judío de Budapest dos lápidas judías de la época de los romanos. También hay mayor evidencia arqueológica que indica la existencia de judíos en Pannonia y Dacia, que fueron allí con la legiones romanas. La tradición histórica judía, sin embargo, sólo menciona la presencia de judíos en Hungría desde la segunda mitad del siglo XI, cuando llegaron desde el Imperio Germánico, Bohemia y Moravia, y se establecieron allí. En 1092, la Iglesia, en el Concilio de Szabolcs, prohibió los matrimonios entre judíos y cristianos, el trabajo en fiestas cristianas y la compra de esclavos. El rey Koloman protegió a los judíos de su territorio a finales del siglo XI, cuando los restos de los ejércitos cruzados intentaron atacarlos. Los judíos residían en pueblos gobernados por los obispos donde desarrollaron importantes comunidades: Buda, Pressburg (Bratislava), Tyrnau (Trnava) y Esztergom (a mediados del siglo XI). Durante el siglo XII ocuparon posiciones importantes en la vida económica. Los nobles sintieron la necesidad de frenar este desarrollo por lo que fue proclamada la “Bula de Oro” (1222), donde se incluía un artículo que prohibía a los judíos ciertas prácticas económicas y el otorgamiento de títulos de nobleza . El rey Bela IV estableció su condición jurídica en una carta de privilegios de 1251 similar a otras proclamadas en reinos vecinos. Otro Concilio de la Iglesia, en Buda en 1279, prohibió a los judíos el arrendamiento de tierras y la obligación de usar simbolos identificatorios.
El historiador Géza Komoróczy, que escribió History of the Jews in Hungary, sostiene que los judíos rara vez aparecen en los libros sobre la historia de Hungría, y que cuando son mencionados, es como extranjeros: comerciantes, fabricantes o propietarios de tierras que pagaron mucho por su escudo de armas. Los historiadores tienden a prestar más atención a los asimilados, aquellos que han borrado su pasado judío o a los revolucionarios que pretendían derribar el viejo orden y no a aquellos que vivieron sus vidas como judíos y permanecieron fieles a su tradición. Este libro analiza casi mil años de la historia de los judíos en Hungría, un período largo casi como el de la historia de tribus húngaras después llegaron a la cuenca de los Cárpatos de la estepas del sur de Rusia. La inmigración de los judíos de Hungría se realizó en diversas etapas, como por oleadas. Se establecieron en las ciudades aledañas a Buda (Ofen), Óbuda (Alt-Ofen), en aldeas y pueblos de la campiña húngara, en ciudades como Pozsony (Pressburg / Bratislava) o Munkács (Mukačevo), Gyulafehérvár (Alba Iulia), Rohonc (Rechnitz), Kismarton (Eisenstadt), Magyar-Brod (Ungarisch-Brod / Uherský Brod) en Moravia o Brody en Galicia. Estas ciudades, pueblos y aldeas marcan las fronteras de la historia de los judíos en Hungría. Ellos siempre formaron parte del mundo europeo judío ashkenazi, con el que estaban conectados por relaciones familiares, contactos comerciales, relaciones intelectuales y religiosas. Los hechos y acontecimientos de la comunidad judía húngara estaban interelacionados con los de Moravia, Alemania, Austria, Polonia y el Medio Oriente, estando la Tierra de Israel siempre en su horizonte espiritual. Esta historia continuará…

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