MILÍM: HISTORIA DE LAS DIÁSPORAS, CON ALICIA BENMERGUI – Ya nos hemos ido, expulsados con los judíos de Inglaterra, y ahora retornamos a la historia de las comunidades judías del norte europeo, que se habían instalado allí durante el primer milenio, en principio en las áreas centrales del territorio del Sacro Imperio Romano Germánico. Desde allí, como ya hemos visto, se produjeron dos desprendimientos: uno hacia occidente, con la instalación de los judíos en Inglaterra que finalizó en 1290, y el otro hacia Europa Oriental, hacia Polonia y Hungría. En esta región europea, con el paso de los siglos se produjo el mayor crecimiento demográfico, llegando a tener la mayor población judía del mundo, hasta que a mediados del siglo XX fue barrida de la faz de la tierra con el genocidio más terrible que ha conocido la historia de la humanidad.
En 1040 nació en Troyes, en la importante región de Champagne, alguien que se convirtió con el tiempo en una figura notable por todo su enorme aporte a la continuidad del judaísmo, este fue el rabino Salomon Ben Isaac, el Rashi como es llamado y conocido habitualmente. En su juventud se fue hacia el este, a la academia de Worms, donde cursó sus estudios para luego retornar y tener sus propios discípulos. Allí creó también su obra monumental y respondía a todas las consultas que le llegaban de todas partes, llevando una vida modesta viviendo de su oficio de viñatero, una de las tareas que realizaban los judíos de Francia.
Compuso dos extensos cuerpos de comentarios, uno sobre la Biblia y el otro en el Talmud babilónico. Estas obras se han convertido en normativas para la vida judía religiosa e intelectual posterior, lo que le da el carácter de absolutamente notables en el momento en que han sido creadas. Su valor, entre otras cosas, reside en que las produjo en una etapa tan temprana en el desarrollo económico y en la historia cultural del norte de Francia. No hay otras producciones culturales judías que hayan surgido en una etapa tan temprana en la historia de una comunidad. Más allá de la grandeza de sus propias obras, Rashi es aún destacado por dar lugar a nuevas formas y tendencias a los estudios y adecuar los textos para el cambio de los tiempos y lugares que habían tenido lugar en la vida del judaísmo. Para que se entienda en simples palabras, una de las cosas que hizo el Rashi es poner en vigencia nuevamente todo el enorme corpus de pensamiento, de legislación, de todo lo que a lo largo de los siglos había sido escrito en el Talmud. Todos los escritos estaban expuestos de un modo tan anárquico y enrevesado a los ojos de los estudiosos que había comenzado a perder vigencia por ser casi incomprensible. Un especialista en el tema, un rabino, Josy Eisenberg, en su libro Une Historie du Peuple Juif, considera que el Rashi realiza una reconstrucción lógica sin fisuras de un texto absolutamente intrincado que no tenía ni vocales ni signos de puntuación. Creó un comentario que le dio una claridad y una organización textual que permitió, gracias a su genio, que el Talmud se convirtiera en el libro básico de los estudios judaicos. También sus comentarios sobre la Biblia aportaron respuestas precisas a los grandes problemas filosóficos, morales y religiosos que se planteaban en ella. Otro rasgo muy interesante, es que muchos de los comentarios los hizo en el francés de su época, de manera que también sus textos han sido un tesoro de información histórica del francés medieval para los filólogos El fundó una escuela de comentaristas que fueron llamados los tosafistas, y hasta la actualidad no se estudian ni la Biblia ni el Talmud sin sus comentarios. Debemos recordar que todo esto sucedió en el espacio de los grandes conflictos y tragedias padecidos por los judíos con el paso de las diferentes Cruzadas. Y esta historia continuó…