UNA MIRADA A LA HISTORIA – En 1320 se desarrolló en Francia la llamada “segunda cruzada de los pastorcillos”, impulsada por las hambrunas que asolaban Europa occidental y un trasfondo místico que renovó el sentimiento antisemita, alimentado por las expulsiones del rey Felipe IV “El Hermoso” en 1306. Este vasto movimiento popular fue apoyado por los sermones inflamados de un benedictino apóstata y un sacerdote condenado por su conducta, quienes les convencen de la urgencia del “Santo Viaje” para ir a luchar contra los infieles en tierras españolas. Después de asaltar las juderías de París se organizan en dos grupos, uno de los cuales cruzó con unas cinco mil personas los Pirineos, por la ruta del camino de Santiago, con la intención de continuar las matanzas en España, alentados por noticias por las cuales el rey de Aragón Jaime II «El Justo» estaba organizando una expedición para hacer frente a los moros del reino de Granada que, al parecer, pretendían adentrarse en tierras de Valencia. Su primera acción fue el saqueo de la aljama de Monclús (en la comarca de Sobrarbe), donde asesinaron a unos 300 judíos adultos que se negaron a recibir el bautismo. De allí se dirigieron a Barbastro, intentando asaltar algunas comunidades moriscas que se encontraron en el camino. En Barbastro las autoridades protegieron a los judíos avecindados, a los que se unieron algunos refugiados, habitantes de los contornos. De estas peripecias y detalles hablamos con Andreu Lascorz, hebraísta y director de ARCCI, la Asociación de Relaciones Culturales Cataluña – Israel, quien dio una charla sobre el tema en Aínsa, donde además se descubrió un monolito con ocasión de los 700 años de aquellos trágicos sucesos.
Los “pastorells” y la matanza de Monclús, con Andreu Lascorz
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