PONLE NOTAS – Israel y Mendy Portnoy son dos hermanos que han utilizado su apellido no sólo para identificar a la banda, sino para jugar con el título de la famosa novela de 1969 (hace justo 50 años) del escritor estadounidense, también judío, Philip Roth, El lamento de Portnoy (Portnoy’s Complaint en el original inglés). Aprovechando el juego de palabras su nuevo álbum se titula No Complaints, Sin lamentos o quejas. Los Portnoy se han formado musicalmente entre Manchester, en el Reino Unido, e Israel. Los hermanos son dos de una prole de nueve en una familia muy musical que abarca géneros muy diversos. Esta producción viene precedida de otro álbum y un EP bajo el nombre de Portnoy Brothers, pero éste se diferencia, además por haberse grabado en Nashville, meca del folk estadounidense y mezclado en Israel. Su sonido cálido recuerda a bandas de los 60 como Crosby, Stills, Nash & Young y, por qué no, a los Beatles. Quizás aún no lo hayan deducido, pero los Portnoy pertenecen a una familia judía ortodoxa, de allí que hayan pasado años en Israel estudiando el Talmúd, aunque después les tirara más el blues que la música jasídica. Vivían a las afueras de Manchester y cada día un amigo de la familia los llevaba al colegio en un largo viaje que amenizaba con clásicos radiofónicos como Simon and Garfunkel o Stevie Wonder, lo que acabó calando en sus gustos. Pero también los de su padre que, antes de ser rabino era director de orquesta, como dicen ellos jugando con el piano en lugar de la PlayStation. En ese entorno, su exposición a otros géneros quizás se retrasó, pero causó en ellos un impacto emocional igual de potente, como el gospel americano, impulsándoles a circular libremente de la música sacra al indie rock.