LOS PASOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO, CON DAVID ROSENTHAL – Los judíos del Caribe, en especial los de Curaçao, emprendieron intercambios con las Antillas francesas e inglesas, y en menor parte, pero también con las colonias hispánicas en el Caribe, como son las costas colombianas y venezolanas.
Los sefarditas se aproximan al Caribe por la atracción que generaban las actividades mercantiles legales e ilegales en la mayoría de las veces para los españoles. Desde Curaçao, introducían todo tipo de productos manufacturados, víveres, armas, pólvora, telas, esclavos, vino, aceite y otros productos que, transportados en goletas o balandras holandesas. A pesar de lo osado de su comercio, comerciaban con algunos clérigos, agentes del gobierno español y hasta indígenas de las costas. Así estos sefardíes lo hicieron con los aborígenes guajiros –wayú– de la provincia de Riohacha.
Los sefarditas además iniciaron el negocio de las perlas en el Cabo de la Vela durante la primera mitad del siglo XVI, pues tenían los recursos económicos necesarios, aunque luego todo fue trasladado a Riohacha.
La ventaja de los sefarditas para el comercio en la zona era que además del holandés, ingles y francés, hablaban castellana, así como portugués, lo que les facilitaba su relacionamiento con los nativos de estas zonas del Caribe y de América. La situación de la península de La Guajira y, la de la Provincia de Riohacha no cambió durante el siglo XVIII.
Luego, sería el mismo Simón Bolívar quien invitaría a los judíos curazoleños a establecerse en la Nueva Granada. Después de la independencia se nombró en Riohacha a gobernadores de origen sefardí como José María Cataño, primer gobernador civil y Nicolás de Barros, presidente del Cabildo.
Los judíos sefardíes que se establecieron en Riohacha se dedicaron en principio a la importación, a la especulación inmobiliaria y al transporte marítimo. Pronto crearon sociedades comerciales, como las de Mendes Salas & co, Rois Mendes y Compañía, entre otras.
La época de mayor prosperidad que presenció la Riohacha del siglo XIX fue la de la segunda mitad de siglo, justamente el período de mayor presencia de sefardíes en la ciudad. Y contribuyeron con obras civiles, como el puerto y el muelle de Riohacha, además de la creación de diversos establecimientos comerciales.
Apellidos como: Danies, Pinedo, Junin, Junior, Aarón, Rois Méndez, Jesurun, De Casseres, Salas, Correa, Álvarez Correa, Mordechay, Weeber, Christoffer, dejaron sus pasos de Sefarad en este territorio caribeño.