MÚSICA CLÁSICA – María Grínberg (1908 – 1978) fue una pianista nacida en Odesa (actual Ucrania), siendo su padre un erudito judío profesor de hebreo y su madre, profesora de piano. Su hija siguió los pasos de esta última formándose, entre otros, con Félix Blumenfeld (también profesor de Vladimir Horowitz), llegando a ganar el segundo premio en la segunda edición del Concurso de Piano de la URSS en 1935. Pronto se convirtió en una figura destacada, hasta que su padre y marido fueron arrestados y ejecutados como “enemigos del pueblo” durante las purgas estalinistas de 1937. A partir de entonces tuvo que trabajar bajo un nombre falso como acompañante de un grupo de ballet aficionado, participando ocasionalmente como timbalista en algún concierto. Años más tarde fue “rehabilitada” y pudo volver a ser pianista, siendo muy cotizada en Moscú y otras capitales soviéticas. Tras la muerte de Stalin, se le permitió viajar al extranjero por primera vez, pero perdió la visión por un tumor cerebral. Luego protagonizó 14 giras internacionales y no fue antes de cumplir los 55 que se le concedió un último título honorífico como Artista Distinguida así como una cátedra en el Conservatorio de Moscú. Ella misma se puso el seudónimo de “Agresorovna” en la época de mayor tensión entre su país e Israel, a cuyos habitantes los soviéticos denominaban “los agresores israelíes”. La escucharemos en una grabación de 1947 del Concierto para piano y orquesta en si bemol mayor, Opus 19, de Beethoven, junto a la orquesta Sinfónica Filarmónica de Moscú dirigida por Kirill Kondrashin, siendo sus movimientos Allegro con brio, Adagio y Rondó Molto allegro.
