JAVERES DEL KURTIJO – Entre tantas figuras destacadas de herencia sefardí, destaca la del director de orquesta Maurice Abravanel, nacido en el seno de una familia de Salónica en 1903 y fallecido 90 años después. Lo cierto es que a pesar de que su familia llevaba cinco siglos afincada en la ciudad, cuando tenía 6 años se mudaron a Lausana en Suiza, donde su padre ejerció la labor de farmacéutico y donde compartieron edificio con el también director Ernest Ansermet, con quien Maurice solía tocar el piano a cuatro manos. Su padre insistía en que estudiara medicina, y para ello lo envío a la Universidad de Zurich, donde pasó momentos amargos diseccionando cadáveres. Finalmente lo convenció de que le esperaba otro destino. Con ese fin se fue a vivir a Alemania del 22 al 33, cuando la cosa se puso imposible para los judíos, y del 33 al 36 en París, donde llegó a servir de director musical del ballet del famoso coreógrafo Balanchine. Fue entonces cuando aceptó un puesto en el Metropolitan Opera House de Nueva York que lo convertiría, a sus 33 años, en el director más joven que nunca tuvo la compañía operística. Pero por lo que todos lo recordarán es por su larga y fructífera colaboración con la Sinfónica de Utah desde 1947, con la que llevó a cabo más de un centenar de grabaciones comerciales y de cuya dirección musical se retiró en 1979, sólo por los achaques de su salud.
Maurice Abravanel, en judeoespañol, desde el CIDICSEF de Buenos Aires
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