LA ENTREVISTA – El judío alemán Max Salomon , que había hecho de España su hogar huyendo del nazismo, decidió luchar en el ejército de la República durante la Guerra Civil como la mejor manera de enfrentarse al fascismo y a Hitler.
En un cerro a 80 kilómetros al norte de Madrid, los soldados de la República tenían que resistir el ataque enemigo. No podían ceder. Estaban defendiendo el pequeño pueblo de Buitrago del Lozoya. Detrás venía Madrid. Muchos milicianos dieron su vida por esa loma que sería bautizada como “La Peña del Alemán” en homenaje a Max Salomon. El comandante Salomon resultó gravemente herido en esta batalla siendo para todos un ejemplo de valentía.
Como exiliado tras la victoria franquista, Salomon es perseguido por la Gestapo en Francia y -siempre con el auxilio de sus hermanos judíos- tras pasar por Santo Domingo, llega a México donde viviría estableciendo de nuevo su negocio. Allí está enterrado el héroe judío de la defensa de Madrid.
Ángel Fuentes, -director del laboratorio de arqueología forense de la Universidad Autónoma de Madrid, implicado desde hace años en la Memoria Histórica- ha querido poner en evidencia que Max no sólo era alemán, sino también judío. Conmovido por su historia, nos presenta al mexicano Félix Fernández, “el nieto de Max”, hijo del que fuera aprendiz e hijo elegido del héroe antifascista
Fernández y Fuentes nos hablan de Max Salomon Schwartz, “era español hasta para tener dos apellidos”, recuerda Fuentes quien afirma: “la República española está en deuda con el judío Max Salomon”.
En la imagen, una de las cartas de Max Salomon, con su firma, que conserva Félix Fernández.