“Mein Führer. La verdad más verdadera sobre Adolf Hitler” (2007), de Dani Levy (Alemania)

FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD – Guión: Dani Levy. Reparto: Ulrich Mühe, Ulrich Noethen, Stefan Kurt, Adriana Altaras, Sylvester Groth, Helge Schneider, Axel Werner, Torsten Michaelis, Udo Kroschwald y Lambert Hamel

“Mi película sobre Hitler es un acto de venganza”Dani Levy

Diciembre de 1944: la guerra total ya está perdida. Pero Goebbels no quiere darse por vencido tan rápido. El primer día del año, el Führer debe reconquistar a las masas con un discurso de lucha. Pero el plan tiene un punto débil: el Führer no puede más. Enfermo y deprimido, evita todo contacto con el público y sólo una persona está en condiciones de ayudarlo: su antiguo profesor de actuación, Adolf Grünbaum, un judío. Goebbels ordena que lo transfieran junto con su familia desde el campo de concentración en Sachsenhausen hasta la Cancillería Imperial. El tiempo pasa y el Führer tiene que estar en perfecta forma y sólo quedan cinco días… La comedia está servida desde el momento en que trasladan al profesor desde el campo de concentración donde está recluido, hasta el mismo despacho del dictador para darle clases.
Hace ya décadas que en Alemania Adolf Hitler no es tema de risa. El director Dani Levy rompe con este tabú y presenta su mirada subjetiva de la historia de forma provocadora y haciendo gala de un humor subversivo. Mein Führer es la primera comedia sobre el dictador nazi rodada en Alemania. A Levy le gusta provocar carcajadas, al punto de proponerse enseñar a los alemanes a reírse de Hitler, quien les ha dejado la peor herencia y sentimiento de culpa que puede sufrir un país: “Los tabúes deben romperse”.
Levy (Basilea, 1957) ha estado en Barcelona con motivo del pase de su filme en el Festival de Cine Judío. Un filme en el que la sonrisa a menudo se te congela en la cara. “La risa es subversiva, y también una terapia”, explica el director. “Pero si hubiera hecho sólo una película de risa habría sido la película equivocada. El tema es tan terrible que no sería posible hacer sólo una película de entretenimiento. Cuando empecé sabía que no se trataría ni de una comedia pura ni de una tragedia pura. Y, como judío, sabía que tendría un componente de venganza, que sería un acto de venganza”. De las escenas más fuertes, dice: “Fue como si el diablo me cabalgara, estaba lleno de odio, aunque eso me lanzó en ocasiones a una comicidad subversiva”.
Levy dice que cada vez le molesta más la relación de Alemania con el nacionalsocialismo y con Hitler, “marcada por una imagen negativa pero también glorificadora”. Hitler, señala, “es para los alemanes una figura diabólica, sí, pero a la vez alguien glorioso”. Levy se plantea Mein Fürher como una respuesta a El hundimiento: “Me exasperó la pretensión de realismo, el ridículo esfuerzo de autenticidad, como si se pudiera tocar el tema de una manera neutra. Por eso me pareció importante hacer un filme al revés, una película bastarda entre comedia y tragedia, psicoterapéutica, subversiva. Creo que como comedia mi película hace plantearse unas preguntas que una película mimética como El hundimiento no podía”.
La tesis en Mein Führer, que Levy ha tomado de la psicóloga Alice Miller, es que el odio de Hitler tenía su raíz en los malos tratos de su padre, el brutal Alois Hitler. “Ese tema de la película se ha debatido poco en Alemania y es frustrante. No es la única causa del comportamiento criminal de Hitler, por supuesto, pero es una perspectiva sobre la que es interesante reflexionar”. ¿Eso no lleva a sentir cierta peligrosa lástima por Hitler? “No tengo ninguna compasión por Hitler. Y la gente que va al cine sabe que mató a seis millones de judíos. Pero no debemos dejar de intentar entender”. (Entrevista realizada por Jacinto Antón para El País, 8/6/2008)

Dany Levy, procede de una familia judía no practicante que huyó del nazismo a Suiza. Desde la década de los ochenta reside en Berlín. Comenzó su carrera en Suiza como payaso y acróbata y posteriormente se pasó a la actuación, debutando en el Teatro de Basilea. Esta formación teatral le encaminó hacia el cine y la televisión, no solo en trabajos como actor, si no también como director, guionista, productor y crítico. En 1994 crea X Filme Creative Pool junto a otros cuatro cineastas, consiguiendo algunos éxitos importantes como Good bye Lenin!. Levy obtiene reconocimiento en 2004 con la película Alles auf Zucker, una comedia corrosiva sobre dos hermanos judíos que deben reconciliarse al morir su madre, que se alza con seis premios de la Academia Alemana.
Al final de la película, en los créditos, ya fuera de la ficción, se pregunta a ciudadanos anónimos de distintas edades sobre el Führer. Es sugerente el progresivo desconocimiento ante la pregunta de los encuestados conforme disminuye su edad. Y probablemente, este sea el mensaje final que Levy y su equipo quieren transmitir. Dani Levy se permite plasmar una aguda fábula de aquel horror, correctamente equilibrada entre el exacerbado patetismo de la interpretación de Hitler por Helge Schneider y el dramatismo carente de grandilocuencias del gran Ulrich Múhe, en su notable papel del recluso judío que está obligado a fortalecer el espíritu de Hitler, a la vez que busca constantemente desafiar al poder que ha condenado a todo su pueblo.
Desde el día de su estreno, en Alemania, Mein Führer se convirtió en la película más vista, con 45.000 espectadores el día del estreno. No es de extrañar teniendo en cuenta el la explosión mediática que se produjo tanto a favor como en contra.

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