“Monsieur Batignole” (2002), de Gérard Jugnot (Francia)
FILMOTECA, CON DANIELA ROSENFELD – Intérpretes: Olivier Sitruk, Michèle Garcia, Jean-Paul Rouve, Alexia Porta. Premio César al mejor actor revelación a Jean-Paul Rouve
Francia, 1942. Monsieur Batignole (Gérard Jugnot) es un charcutero que trata de llevar una vida normal a pesar del miedo y la intimidación de los alemanes. Su situación es privilegiada: su negocio le da para comer y el novio de su hija es un colaboracionista nazi que le consigue un ingreso extra organizando banquetes para el ejército de ocupación. Su futuro yerno, Pierre-Jean Lamour (Jean-Paul Rouve), es un apasionado de la literatura, un escritor mediocre que tiene la misión de localizar judíos y delatarlos. Algunas de las víctimas serán los miembros de la familia Bernstein, vecinos de los Batignole, pero de una posición más acomodada. Cuando sus bienes son confiscados y ellos capturados, el piso pasará a ser ocupado por la familia Batignole. Con un piso nuevo y teniendo a su disposición una furgoneta también incautada, Batignole inicia una relación más estrecha con los alemanes. Todo parece ir bien, hasta que un día, justo cuando está ofreciendo una fiesta en su casa para los alemanes, toca a la puerta una inesperada visita… Se trata del pequeño Simón Bernstein (Jules Sitruk), quien ha logrado escapar y vuelve a casa, donde espera reencontrarse con su familia. Edmond Batignole no consigue hacerle comprender que ya no puede vivir allí. El niño insiste y Batignole no tiene otra opción que esconderlo en uno de los cuartos de servicio… Consciente del peligro, el comerciante acepta dejarlo sólo una noche. El pequeño se quedará allí más tiempo y poco a poco se establecerá entre ellos una relación de complicidad y reproche, pues el niño exige explicaciones a Batignole, a quien considera el delator de su familia. Con la intención de deshacerse del pequeño sin tener que entregarlo a los nazis, Batignole llegará a hacer cosas inimaginables… Decide proteger a las dos primas de Simon y en compañía de los tres niños emprende una aventura en la que más de una vez, su propia vida estará en juego.
Gérard Jugnot (protagonista de la conocida “Los chicos del coro”), es el protagonista, director y co-guionista del film. Una vez más, el cine francés revisa uno de los periodos más controvertidos de su historia reciente como es la ocupación nazi y la consiguiente división social entre colaboracionistas y grupos de la resistencia. Monsieur Batignole es una historia libremente inspirada en los recuerdos de familia. “Mi abuelo materno también era charcutero, como Batignole, y como él se arruinó durante la guerra, cuando todos los demás especulaban con el hambre de la población y, gracias al mercado negro, se hacían millonarios”, explica Jugnot. No es la historia de un héroe sino más bien lo contrario, la de un pobre tipo de escasas luces y gran capacidad de trabajo al que las circunstancias, la ocupación alemana de Francia, le llevan a un comportamiento de resistente.
La película es un buen ejemplo de cine popular, sin grandes pretensiones pero sólido, bien interpretado, construido y fotografiado, basado en la obsesión por la comida que se apoderó de Francia entre 1940 y 1945, durante los años de racionamiento. “No he querido hacer una obra repleta de contenido político-ideológico, pero sí he procurado ser muy minucioso en la documentación, que todo lo que se ve o dice en la pantalla corresponda a la época”. Y el resultado es un drama con final feliz. “Deseaba contar la historia de alguien que se comportaba como el 90% de la población, que no pertenecía ni al 5% de héroes ni al 5% de colaboracionistas”, dice Jugnot. Y lo ha conseguido. Su Batignole se encuentra salvando unos niños judíos sólo porque su prudencia le aconseja siempre no meterse en líos. Y es así como acaba en medio del mayor enredo y enfrentándose a los ocupantes. Con final feliz, eso sí. “Desconfío de las películas que te dejan aplastado. Me parece más eficaz hacer pasar el mensaje de manera suave”.
Jugnot ha conseguido recrear con gran eficacia el personaje de un hombre cualquiera, un tipo que siempre aparece un poco ridículo, que retrata a la perfección los miedos del ciudadano medio.