EL BUEN NOMBRE, CON ALEJANDRO RUBINSTEIN – Siguiendo el desarrollo histórico de las últimas entregas llegamos a los siglos XVI al XVIII, donde aún reverbera la Expulsión de Sefarad entre comunidades que también son testigo de una nueva Edad Moderna anunciada por el Renacimiento. Estos cambios se reflejarán también en la elección de los nombres, algunos que acusan la influencia europea (como Benedict o Belladona), y otros que traducen al hebreo el nuevo ambiente de ponderación de la belleza y la espiritualidad (Ahavá, Brajá, Emuná, Mazeltov, Rajamím, Simjá, etc.), mientras entre los pobladores de Ashkenaz se incorporan nombres locales como Adolf, Amadeo, Leopold, Blume o Hinda.
Onomástica judía inspirada en el Renacimiento
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