Pero ¿Hitler leía libros?

LETRAS CULPABLES, CON JAVIER FERNÁNDEZ APARICIO – En el segundo relato de Letras culpables , La mala suerte de Karl May, descubrimos las lecturas iniciales de un joven Adolf Hitler en 1912, cuando vivía en un albergue para hombres pobres (subvencionado por un mecenas judío, por cierto, nos recuerda Javier Fernández Aparicio) en Viena. Su autor favorito era este escritor alemán, Karl May, en su época autor de bestsellers de lo que hoy llamaríamos novela juvenil, fundamentalmente ambientadas en el Western y Oriente.

El título no alude a la mala suerte en la vida de Karl May, exitosa aunque muy ajetreada, sino a que, al reconocer Hitler que era uno de sus autores preferidos, hizo caer la memoria sobre May en lo maldito, así como su obra.

En el relato  también aparece otro libro, “Yo, la pequeña invitada del Führer”, la obra de Helga Schneider, hija de una guardiana SS,  al que se refiere nuestro colaborador antes de hablarnos del Hitler lector -ávido de obras pero de lecturas fáciles- y su biblioteca privada, incautada en parte por los Aliados a finales de la guerra. Toda una curiosidad que nos describe Javier Fernández Aparicio. 

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