LOS PASOS PERDIDOS DE SEFARAD EN EL NUEVO MUNDO, CON DAVID ROSENTHAL – No se cuenta con datos fidedignos sobre el número exacto de colonos judíos residentes en “Nova Zeelandia” durante estos años. Ni siquiera se ha podido establecer el número de pobladores blancos, indios o esclavos en dicha región. Un informe español que data de 1636 supone que más de mil colonos holandeses y judíos, provenientes de Holanda e Italia, además de cuatrocientos indios, la mayoría de ellos provenientes de Brasil, se habían asentado en las regiones de Pomeroon, de Essequibo y en una vecina colonia de Moruca, para “fundar un Nuevo Brasil”. Incluye también el citado informe una descripción de un espía español, quien, al viajar por esta región, se encontró en un pequeño barco, aparentemente procedente del asentamiento de Pomeroon, con dos prisioneros que conversaban en español. Uno de ellos le confesó que había nacido en Madrid, donde se había ordenado como sacerdote agustino, partiendo posteriormente a Ámsterdam. Allí se había hecho circuncidar y por este motivo iba a ser enviado a Cartagena, al Tribunal de la Inquisición. No precisa el informe si estas dos personas habían sido apresadas por los españoles en esta región, o durante un viaje marítimo. En 1665, la colonia holandesa del Pomeroon era definitivamente la más importante de la región, con numerosas plantaciones de caña de azúcar y sus respectivas refinadoras, que hicieron posible embarcar cantidades apreciables de este producto hacia Midelburgo, en Holanda. Sin duda alguna, el conocimiento que sobre plantación y elaboración de caña de azúcar habían adquirido los judíos “portugueses” en Brasil fue determinante en el progresivo aumento de producción de esta valiosa materia prima, en especial por el hecho de que la tierra de la región del Pomeroon era más apropiada para este cultivo que la de las otras regiones de “Nova Zeelandia”.