SHOÁ AHORA – “¿Cómo ver el humo, los gritos, los empujones: esas decenas de miles de personas que trabajan, que corren, que caen al suelo? Ya no hay nada de todo eso. Ya no hay barro. Y tampoco hay un alma. Birkenau es ahora un decorado”. Regreso a Birkenau es el testimonio austero, necesario -en estos tiempos de libros y otros seudoproductos de ficción holocaústica- de la superviviente francesa Ginette Kolinka, que nos presenta su traductora Isabel González-Gallarza. Un libro pequeño, de pocas páginas, pues Kolinka no necesita muchas palabras para contar la verdad. Nosotros tampoco para recomendárselo: buenísimo, obligatorio, imprescindible
Seix Barral. Regreso a Birkenau narra cómo Ginette Kolinka, a sus 94 años, decide romper su silencio y regresar, física y mentalmente, al campo de Auschwitz-Birkenau, el campo de concentración al que fue deportada en 1944. Es la historia de su deportación, de los días en el campo así como de su viaje de regreso a París en 1945, donde se reencuentra con su madre y sus hermanas. Kolinka se reencontrará con el campo de exterminio reconvertido en un museo contra el olvido. Ese regreso al campo despierta en la autora una reflexión sobre qué recordamos y cómo recordamos, de qué manera construimos nuestra historia y de qué manera las generaciones posteriores se apropian de ella.
En la imagen, Ginette Kolinka junto a Simone Veil y Marceline Loridan-Ivens
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