LA PALABRA – Hace unas semanas dedicaba una columna a la palabra hebrea OR (luz), compuesta sólo por dos letras, Alef y Reish. Aunque la mayoría de las raíces de las palabras hebreas usan tres letras, hay muchísimas que usan sólo dos acabando en Reish, que proviene como el resto de las letras hebreas del alfabeto fenicio donde significaba “cabeza” o “inicio” (en hebreo rosh, como en Rosh Hashaná, inicio de año). Es decir, que abundan las raíces de dos letras pero no que empiezan por la “cabeza”, sino que acaban en ella.
Vayamos por orden: después de la Alef (del ejemplo de OR) viene la Bet que, junto a la omnipresente Reish, nos da BaR que, aunque modernamente se refiere al establecimiento de bebidas alcohólicas homónimo en español o inglés, en hebreo tiene significados mucho más antiguos, por ejemplo trigo sarraceno (del acadio buru) y, en general, flora silvestre; pero también (y quizás como derivado del significado anterior) puro; mientras que en arameo se utiliza para crear expresiones equivalentes al sufijo español –able: por ejemplo, BaR hasagá, alcanzable o el más popular BaR mitzvá, “preceptable”, susceptible de cumplir los preceptos religiosos. Las siguiente letra es la Guimel. En este caso GueR significa converso o extranjero y GaR, vecino, expresión esta sinónimo de la siguiente pareja Dalet – Reish, DaR, que además, vaya uno a saber por qué, también significa nácar (¿será porque la perla de ese material “habita” dentro de un bivalvo?). Vayamos a la siguiente raíz de doble letra, en orden “alefático”): Hei – Reish, HaR, montaña. La siguiente tendría que ser VaR (Vav – Reish) pero no existe, a menos que se escriba así el Video Assistant Referee que ha revolucionado al mundo del fútbol televisado. Lo que sí existe es ZaR: no el emperador ruso, sino la combinación Zain (como al pronunciar rosé en francés) – Reish, que nuevamente nos refiere a un extranjero o ajeno, por un lado, y ZeR, por otro, una corona decorativa que rodea a un objeto, por ejemplo, una de flores.
Llegamos a Jet – Reish, JoR, un simple agujero, pero también alguien noble y libre (de allí las expresiones bnei JoRin y JeRut vinculadas a la libertad obtenida en Pésaj): quizás nos sugiera que para ser libres primero tenemos que salir del hoyo. A continuación, un doble hueco semántico en Tet – Reish y Yod – Reish, para llegar a CaR que es almohada o colcha rellena, o bien carnero (el animal con cuernos). Sin resultados en Lamed – Reish, pasamos a MaR, que sorprendentemente forma parte interior de su traducción al español: amargo. Esta combinación tiene además un don, el significado de “don” como tratamiento de respeto que se antepone al nombre. En cambio MoR es como se llama en hebreo al aromático arbusto de la mirra. Y “mirra” que ya llegamos al final de este repaso asombrado por la Reish final en las raíces hebreas binarias. Hasta la siguiente.
Jorge Rozemblum
Director de Radio Sefarad