Reish: con la cabeza al final… o al principio (y II)

LA PALABRA – Esta columna es la segunda y última parte del asombro compartido sobre algunas peculiaridades del hebreo, en este caso, en torno a raíces léxicas de sólo dos letras (cuando lo habitual son tres), acabadas por la letra Reish que, como explicamos, proviene -como el resto- del alfabeto fenicio donde significaba “cabeza” o “inicio” (en hebreo rosh, como en Rosh Hashaná, inicio de año). Y, dado que la última pareja de letras citadas según el alfabeto hebreo comenzaba por Mem, es el turno de Nun seguida de la sempiterna Reish. El resultado es NeR, palabra que se pronuncia igual en acadio, asirio, arameo o hebreo y que significa vela o candela, aunque en alguna expresión como “kabá NeRó” (literalmente, se apagó su luz) significa lo que ya se imaginan: que ha muerto. Sigue Samej y la raíz SaR que expresa varias acciones, como dirigirse, ir, desviarse, distanciarse o entrar. La letra siguiente es la ‘Ayin: fonema gutural que se vocaliza como en ‘ER (despierto, consciente) o ‘AR (enemigo, pero sorprendentemente también laurel). A continuación viene PaR con la Pei delante de la Reish, que es el masculino de la vaca (PaRá), o sea, el toro. Vayamos con la siguiente, Tzadik, con la que confeccionamos la raíz TZaR, estrecho, tanto en el sentido de la medida como geográfico (una curiosidad: el Antiguo Egipto aparece referido en la biblia judía como miTZRayim, el país estrecho, quizás porque es mucho más largo que ancho en torno al río Nilo que lo vertebra). KaR (Kuf Reish) significa frío, mientras que SHaR (Shin Reish) puede ser tanto cantar como contemplar, o bien ministro o visir si la pronunciamos como SaR. Salteamos la doble Reish que no es raíz de nada conocido para plantarnos en el final TaR (Taf Reish) que quiere decir pasear y en base a ella se construye TayaR (turista).

Se acabó…, a menos que permutemos el orden y ahora la Reish sea la primera del par, y entonces obtenemos RaB (ya que no existe la raíz Reish Alef), con multiplicidad de resultados: abundante, mucho o suficiente, por una parte; oficial, ministro, maestro, jefe o rabino, por otra; contendiente o arquero, una más; y aún mayoría o gran cantidad. Otra inexistente es Reish Guimel, pero sí tenemos RaD con Dalet: gritó; RE (Reish Hei, la nota musical, incorporación de tiempos modernos); y RaZ (enigma o secreto). Vienen ahora tres nuevos pares inexistentes con Tet, Jaf, Lamed y Yod, para recalar en RaM (alto, potente, acabada en Mem); RaN (cantar, acabada en Nun); sin contar Reish Samej; para seguir con los múltiples e inconexos significados que trae la gutural ‘Ayin, como Re’A (amigo, camarada) y R’A (maldad, por una parte; romper, por otra). Llegando al final nos encontramos con RaF (Reish Pei), estantería, balda o repisa; RaTZ (correr, mensajero, acabada en Tzadik); finalizada en Kuf tenemos RoK (saliva) y RaK (solamente); y, dado que no se forma pareja con Taf, la última posibilidad léxica inteligible es con la Shin en RaSH, pobreza.

Todo eso con la Reish y una más, a la cola o en cabeza: eso sí que es una lengua que exprime a fondo sus recursos.

Jorge Rozemblum

Director de Radio Sefarad

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