“Robín de los bosques”, con Douglas Fairbanks (1922)
SHÉKET: JUDÍOS EN EL CINE MUDO, CON MIGUEL PÉREZ –
‘Robín de los bosques’ (Robin Hood) fue una de las primeras películas de ese cine de acción y aventuras que llegó a su apogeo entre 1940 y 1955 gracias a intérpretes como Errol Flynn, Maureen O’Hara, Burt Lancaster, Anthony Quinn o Douglas Fairbanks Jr.. Los largometrajes que hacían las delicias de generaciones de jóvenes en las sobremesas de las tarde de sábado bajo títulos evocadores como ‘Simbad el marino’, ‘Su majestad de los Mares del Sur’ o ‘El capitan Blood’. Y también el tipo de filmes que apuntaló todo un subgénero de enorme popularidad dentro del séptimo arte con ingredientes como el carisma de sus intérpretes, la espectacularidad de los planos, una acción trepidante y un enfoque basado en la evasión pura y dura.
Sin lugar a dudas, el actor que inauguró este modo de hacer cine fue Douglas Fairbanks Sr., padre del protagonista de títulos inolvidables como ‘Hampa dorada’ y ‘El prisionero de Zenda’, con los que Fairbanks junior proseguía el camino abierto por su progenitor. Nacido en Denver en 1883, el mayor de los Fairbanks era, de hecho, el prototipo de intérprete de acción, que llevaba este rol incluso a su vida privada. Tras casarse con la actriz Mary Pickford, la pareja decidió comprar una mansión donde destacaba el enorme gimnasio donde el actor se ejercitaba cada día.
También era conocida su exigencia de incluir en los rodajes una especie de gimnasio rodante para practicar entre escena y escena. ¿Un capricho de estrella? En absoluto. El intérprete necesitaba estar permanentemente en forma para hacer frente a la dureza física de unos rodajes donde se sucedían vertiginosamente los saltos, las acrobacias, los combates y las carreras.
Su auténtico nombre era Douglas Elton Thomas Ulman. Su padre, de ascendencia judía, era un abogado de renombre obsesionado por el deporte y la interpretación. No solo inculcó su amor por el teatro a Douglas desde la más tierna infancia, sino también a su hermano Robert, que en ‘Robín de los bosques’ ejerce como técnico de rodaje.
Sin embargo, la influencia paterna fue más allá. Y de un modo trágico. Enfermo de alcoholismo, el progenitor abandonó a temprana edad a su familia y este trauma convirtió a Douglas en un abstemio que declaró la guerra al alcohol hasta su fallecimiento en 1939. Incluso cambió su apellido, lo que ha hecho que durante décadas se barajasen diferentes hipótesis sobre su ascendencia familiar.
Pero hay un hecho que pocos conocen de su trayectoria profesional. El de escritor de libros de autoayuda. Además de amante de la vida sana y de cuidar su físico (solía ser puntilloso con el bronceado para evitar la imagen poco convincente de un aventurero pálido en pantalla), poseía un carácter optimista a prueba de balas. Tanto es así que escribió varios manuales sobre cómo disfrutar de la vida, mantener una actitud positiva y alcanzar la felicidad. Uno de sus libros más conocidos, ‘Laugh and Live’, publicado hacia 1920, se estudía hoy todavía en algunos institutos de Estados Unidos y puede adquirirse por 19 euros en Internet. Merece la pena leerlo: son las reflexiones de una persona que gozó con la vida, persiguió sueños y supo hacer frente a las dificultades sin perder su sonrisa.
En realidad, Douglas Fairbanks fue el actor total del cine de aventuras en la época de los largometrajes mudos y eso ocultó otras muchas facetas de su rica existencia. Trabajó como guionista, productor y fundo United Artist junto con Charles Chaplin, Mary Pickford y David W. Griffith. Con Pickford, la novia de Ámerica, se casó en 1919 después de divorciarse de su primera mujer, Anna Beth Sully, con la que tuvo al joven Douglas. Como le sucedió a toda una generación de profesionales de aquella época, el cine sonoro marcó el declive de Douglas Fairbanks Sr., incómodo con el cambio de desarrollo y velocidad que los diálogos imprimían en el curso de las películas y con papeles que le obligaban a realizar personajes de mediana edad. Tampoco tuvo mucho problema en dedicarse a producir a partir de entonces largometrajes donde la calidad era la primera exigencia.
Queda su participación en la edad de oro del género en la época del cine silente: desde ‘La marca del Zorro’ en 1920 hasta ‘Los tres mosqueteros’ (1921) o ‘El ladrón de Bagdad’ (1924), filmes cuyo éxito quedó sobradamente confirmado por la cantidad de versiones que se han realizado con posterioridad, desde el remake de Robin Hood protagonizado por Errol Flynn en 1938 hasta la más reciente saga de las aventuras del Zorro encabezada por Antonio Banderas. Datos que demuestran que en el cine de aventuras, además de atlético, hay que ser pibón.
Ficha técnica:
Título: “Robín de los bosques”
Director: Allan Dwan.
Guión: Douglas Fairbanks (bajo seudónimo), Kenneth Davenport, Allan Dwan y Edward Knoblock.
Reparto: Douglas Fairbanks, Wallace Beery, Enid Bennet, Paul Dickey, William Lowery, Merrill McCormick y Roy Coulson.
Producción: Douglas Fairbanks.
Fotografía: Charles Richardson.
Año. 1922
País. Estados Unidos.
Duración: 127 minutos.
Género: aventuras.