ÓPERA JUDAICA – Proseguimos con el ciclo dedicado al director Lorin Maazel, pero dejamos las óperas de Puccini para disfrutar de una obra especial. Se trata de Romeo y Julieta, una sinfonía dramática o coral (como la 9ª de Beethoven y su último movimiento con coro y solistas) compuesta por el francés Héctor Berlioz, que vivió entre 1803 y 1869 y que se basa, como ya supondrán, en la conocida obra teatral de Shakespeare, adaptada a libreto por Émile Deschamps y estrenada en 1839. La composición de esta obra fue posible gracias a un generoso encargo de Paganini, que lo consideraba el heredero de Beethoven. Posteriormente, el compositor realizó varias revisiones siguiendo recomendaciones recibidas por asesores y amigos, y la partitura completa fue publicada en 1847. Berlioz tuvo una predilección especial por esta obra, haciendo referencia a ella en sus memorias como “el drama supremo de mi vida”. La oiremos interpretada por el coro de la Ópera Estatal de Viena, los solistas de los coros de la ORTF (radio-televisión francesa) y la Filarmónica de Viena, dirigidos por Lorin Maazel y con Christa Ludwig, Michel Sénéchal y Nicolai Ghiaurov como voces solistas, en una grabación de 1972.
Sobre Maazel, del que hablamos en entregas anteriores, hoy destacaremos que en 1977 y hasta 1991 fue director musical de la Orquesta Nacional de Francia. De 1982 a 1984 también fue director general y director principal de la Ópera Estatal de Viena y que en 1980 sucedió a Willi Boskowski como director del concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena hasta 1986, aunque volvió a hacerlo en 1994, 1996, 1999 y 2005. Además, Maazel fue asesor musical de la Sinfónica de Pittsburgh y su director musical de 1988 a 1996. Del resto de su carrera seguiremos hablando en próximas entregas. De momento, dispónganse a gozar de esta magna obra.