Rudolf Kastner, ¿salvador o villano?

LUZ Y OSCURIDAD BAJO EL NAZISMO, CON FERNANDO NAVARRO GARCÍA – ¿Salvador o villano? Rudolf Israel Kastner fue un periodista y abogado judeohúngaro que se hizo conocido por ayudar a judíos a escapar de la Hungría ocupada por la Alemania Nazi durante el Holocausto. Personaje gris, fue asesinado en 1957 después de que una corte israelí lo acusara de haber colaborado con los nazis. “Salvo vidas –señala Fernando Navarro- pero ¿cómo salvó esas vidas?”

Kastner fue uno de los líderes del Va’adat Ezrah Vehatzalah —el Comité de Ayuda y Rescate o Vaada— un pequeño grupo judío en Budapest que ayudó a los refugiados judíos a escapar de la Europa ocupada por la Alemania Nazi hacia  Hungría durante la Segunda Guerra Mundial. Después de la invasión nazi  en marzo de 1944, el Comité ayudó a judíos a escapar de Hungría ( entre mayo y julio de 1944, los judíos de Hungría fueron deportados a las cámaras de gas de Auschwitz en una tasa de 12.000 personas por día, según los nazis, para ser “reasentados”).

Kastner negoció (“firmó un contrato”) salvar vidas con Adolf Eichmann y con su subordinado “el contable” Kurt Becher  en concreto 1.685 personas-la mayoría niños, familiares, amigos, miembros de la inteliguentsia  y personas con recursos- pudieron marcharse a Suiza en el conocido como “tren de Kastner”, a cambio de dinero, oro y diamantes.

El historiador israelí Yechiam Weitz escribió -nos recuerda Navarro García- “al hacer eso, con sus propias manos, Kasztner salvó a más judíos que cualquier otro judío antes que él.”

Kastner se trasladó a Israel después de la guerra y se convirtió en portavoz del Ministerio de Comercio e Industria en 1952.​ En 1953 fue acusado de haber sido colaborador de los nazis. La acusación se fundaba en la relación de Kastner con Eichmann y en que Kastner prestó defensa, en los Juicios de Nuremberg, a tres oficiales de la SS, incluyendo a Kurt Becher (lo que permitió a este último evitar ser procesado por crímenes de guerra).

Kastner demandó a sus acusadores por difamación, lo que tuvo como resultado un juicio que duró dos años. En palabras del juez, en 1955, Kastner había “vendido su alma al diablo”. Al salvar a judíos en “el tren de Kastner”, al mismo tiempo que fallaba en advertir a los demás que su reasentamiento era de hecho una deportación hacia las cámaras de gas, Kastner había sacrificado a la masa de judíos por unos pocos elegidos, sostuvo el juez.​ 

Kastner renunció a su cargo gubernamental y se convirtió en un apestado social. Su familia también sufrió la marginación.  Presentó una apelación, pero antes de que fuera aceptada, fue asesinado: fue tiroteado el 3 de marzo de 1957 por el sionista Zeev Eckstein falleciendo a consecuencia de sus heridas. Después de su muerte, la Corte Suprema de Israel anuló la mayor parte del juicio en enero de 1958, al sostener que la corte superior había “errado seriamente”. 

Una imagen del “tren de Kastner”

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