ACTOS EN DIRECTO – Dado que la rueda de prensa tuvo lugar en inglés, reproducimos a continuación el artículo publicado por José Luis Romo en El Mundo el pasado 2 de julio, que recoge la parte más esencial de las declaraciones de la “Diva”.
En la residencia del embajador israelí lo tienen todo preparado para su llegada. Y acorde a sus instrucciones. “Su equipo nos ha dicho que os quiere atender sentada”. “No, eso no será posible”. “Bueno, eso lo vemos, ya sabes, como es Dana…”. Y con ese ya sabes cómo es Dana tienes claro que lo que va a entrar por la puerta es una diva de manual. Precisamente, Diva era el título de la canción con la que ganó Eurovisión en 1998. “Me quedé en shock, aún se me eriza el vello si lo pienso. Jamás pude imaginar que algo así pudiera pasarme cuando era un niño solitario en Tel Aviv”, explica minutos más tarde. Cuando aparece media hora más tarde de lo acordado, explica que el retraso se debe a su coincidencia con Michelle Obama en el Hotel Intercontinental. “Todo estaba lleno de policías, incluso han cortado el tráfico. Al principio creía que todo ese jaleo era por mí”, ironiza esta mujer que en persona es todo huesos, silicona y nariz. Lleva la pedicura y la manicura azul, a juego con su vestido y unos altísimos peep toes que saca de su bolso. “He venido con esto (dice señalando a sus bailarinas doradas) porque no podía ponerme el tacón”, se disculpa. Su triunfo en Eurovisión, el último de Israel, fue una sorpresa mundial. No habíamos entrado en el siglo XXI y su condición de transexual despertaba el odio de muchos (los ultraortodoxos de su país la amenazaron de muerte) y los más moderados la veían, poco menos, que como a un fenómeno de feria. “Idiotas hay en todas partes. Todos aquellos que decían que era una vergüenza para Israel tuvieron que cerrar su boca”, cuenta ahora triunfal. Sin ella, difícilmente hubiera llegado Conchita Wurst. El embajador de Israel en Madrid, Daniel Kutner, la presenta como uno de los grandes iconos contemporáneos de su país. Ha venido a Madrid para actuar en el escenario de la Puerta de Alcalá en el Orgullo Gay y tiene claro el discurso que quiere dar: “Quiero difundir un mensaje de amor y de tolerancia. He venido aquí por el festival gay y en todos los países que rodean a Israel los homosexuales son degollados o se les mete en prisión. Eso me entristece muchísimo. Queda mucho por hacer, y no sólo en Oriente Medio, también aquí en Europa. Mirad a Polonia, Lituania, Rusia… Sé que el amor ganará pero hay que luchar por la tolerancia. Ni el Corán, ni la Biblia dicen que haya que odiar a los gays. El odio te hace daño, quien sufre eres tú. Es estúpido. Simplemente, vive y deja vivir. Haz con tu vida lo que quieras y no juzgues a los demás. Acéptalo, sé tolerante”.
Ni una de sus palabras suena impostada pese a su aura de discurso de Miss. La cantante sabe bien de lo que habla, sus discos fueron prohibidos en Egipto y Jordania para evitar que pervirtiesen a los jóvenes. Pero ella lo tiene claro: “No hay nada de lo que avergonzarse, es la manera en la que somos, la manera en que nos crearon, la forma de vida que he elegido, si no lo puedes aceptar, vete”.Cuando Sharon Cohen, su nombre real, saltó a la fama mundial (fue la primera artista israelí a la que entrevistó MTV) su transexualidad provocó una fascinación, que ella vivió con normalidad. “Desde pequeña yo me daba cuenta de que sentía fascinación por este mundo, era lo que me tiraba. Era un niño al que no le gustaba el fútbol, enclenque… Mi familia era consciente de ello, pero no lo quería ver. Imagínate Tel Aviv hace tantos años. Hemos evolucionado muy rápido pero antes, todo era más complicado. Y, si soy honesta contigo, pese a la fama, las entrevistas, todo esto… Ellos hubieran preferido otra vida para mí”. No es la primera vez que Dana Internacional visita nuestro país, ha estado en numerosas ocasiones: “Sitges, Torremolinos, Maspalomas… ¡España es increíble! El resto de países tienen tanto que aprender de vosotros. ¡Hay pueblos enteros de gays!”. Aquí se siente querida y la lanzan piropos. Asegura que su delgadez no tiene ningún mérito. “Es todo cuestión de mis genes. Siempre he sido muy delgada”. Una respuesta muy de diva… Un adjetivo que ella rechaza: “No, no me siento una diva para nada. Creo que Dios se enfada con la palabra diva, que viene de divino. Yo puedo maquillarme, vestirme y actuar como una diva… pero deberías verme cuando me meto en la cama, no me reconocerías”.
P.- Una última pregunta, ¿puede darnos algún consejo para ganar Eurovisión? España no tiene mucha suerte últimamente…
R.- Uff ahora es muy complicado. Cuando yo gané había menos países. Con la entrada del bloque del este, necesitas muchos vecinos que te voten.