Salmo 116: Halel, oración de gratitud

HABLEMOS DE LA BIBLIA, CON IRIT GREEN – Salmo 116
Amé al Eterno porque ha escuchado mis súplicas,
porque me ha prestado atención.
¡Toda mi vida lo invocaré!
La muerte me enredó en sus lazos,
la angustia del sepulcro me alcanzó
y me hallé preso del miedo y del dolor.
Entonces invoqué el nombre del Señor
y le rogué que me salvara la vida.
El Eterno es justo y compasivo;
nuestro Dios es todo ternura.
El Señor cuida de los sencillos.
Cuando yo estaba sin fuerzas, me salvó.
Ahora sí, puedo volver a sentirme tranquilo
porque el Señor ha sido bueno conmigo,
porque me ha librado de la muerte,
porque me ha librado de llorar y de caer.
Seré obediente al Señor
en el mundo de los que viven.
Yo tenía fe, a pesar de que decía
que era grande mi aflicción.
Desesperado, afirmé
que todo hombre es mentiroso.
¿Cómo podré pagar al Señor
todo el bien que me ha hecho?
¡Levantaré la copa de la salvación
e invocaré su nombre!
Cumpliré mis promesas al Señor
en presencia de todo su pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
ver morir a los que lo aman.
¡Oh Eterno, yo soy tu siervo!
¡Yo soy el hijo de tu sierva!
Tú has roto los lazos que me ataban.
En gratitud, te ofreceré sacrificios,
e invocaré, Señor, tu nombre.
Cumpliré mis promesas al Eterno
en presencia de todo su pueblo,
en los atrios del templo del Eterno,
¡en medio de ti, Jerusalén!
¡Aleluya!

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