Salmo 22: Dios mío ¿por qué me has abandonado?
HABLEMOS DE LA BIBLIA, CON IRIT GREEN – Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
¿Por qué estás lejos
de mi clamor y mis gemidos?
Te invoco de día, y no respondes,
de noche, y no encuentro descanso;
y sin embargo, tú eres el Santo,
que reinas entre las alabanzas de Israel.
En ti confiaron nuestros padres:
confiaron, y tú los libraste;
clamaron a ti y fueron salvados,
confiaron en ti y no quedaron defraudados.
Pero yo soy un gusano, no un hombre;
la gente me escarnece
y el pueblo me desprecia;
los que me ven, se burlan de mí,
hacen una mueca y mueven la cabeza, diciendo:
“Confió en el Señor, que él lo libre;
que lo salve, si lo quiere tanto”.
Tú, Señor, me sacaste del seno materno,
me confiaste al regazo de mi madre;
a ti fui entregado desde mi nacimiento,
desde el seno de mi madre, tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, porque acecha el peligro
y no hay nadie para socorrerme.
Me rodea una manada de novillos,
me acorralan toros de Basán;
abren sus fauces contra mí
como leones rapaces y rugientes.
Soy como agua que se derrama
y todos mis huesos están dislocados;
mi corazón se ha vuelto como cera
y se derrite en mi interior;
mi garganta está seca como una teja
y la lengua se me pega al paladar.
Me rodea una jauría de perros,
me asalta una banda de malhechores;
taladran mis manos y mis pies
y me hunden en el polvo de la muerte.
Yo puedo contar todos mis huesos;
ellos me miran con aire de triunfo,
se reparten entre sí mi ropa
y sortean mi túnica.
Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
tú que eres mi fuerza, ven pronto a socorrerme.
Libra mi cuello de la espada
y mi vida de las garras del perro.
Sálvame de la boca del león,
salva a este pobre de los toros salvajes.
Yo anunciaré tu Nombre a mis hermanos,
te alabaré en medio de la asamblea:
“Alábenlo, los que temen al Señor;
glorifíquenlo, descendientes de Jacob;
témanlo, descendientes de Israel.
Porque él no ha mirado con desdén
ni ha despreciado la miseria del pobre:
no le ocultó su rostro
y lo escuchó cuando pidió auxilio”.
Por eso te alabaré en la gran asamblea
y cumpliré mis votos delante de los fieles:
los pobres comerán hasta saciarse
y los que buscan al Señor lo alabarán.
¡Que sus corazones vivan para siempre!
Todos los confines de la tierra
se acordarán y volverán al Señor;
todas las familias de los pueblos
se postrarán en su presencia.
Porque sólo el Señor es rey
y él gobierna a las naciones.
Todos los que duermen en el sepulcro
se postrarán en su presencia;
todos los que bajaron a la tierra
doblarán la rodilla ante él,
y los que no tienen vida
glorificarán su poder.
Hablarán del Señor a la generación futura,
anunciarán su justicia
a los que nacerán después,
porque esta es la obra del Señor.