Salmo 77: recuerdos de los actos de Dios y en especial de la salida de Egipto
HABLEMOS DE LA BIBLIA, CON IRIT GREEN – Del maestro de coro. De Jedutún. Salmo de Asaf.
A Dios clamo con fuerte voz
para que él me escuche.
El día que estoy triste busco al Señor,
y sin cesar levanto mis manos
en oración por las noches.
Mi alma no encuentra consuelo.
Me acuerdo de Dios, y lloro;
me pongo a pensar, y me desanimo.
Tú, Señor, no me dejas pegar los ojos;
¡estoy tan aturdido, que no puedo hablar!
Pienso en los días y los años de antes;
recuerdo cuando cantaba por las noches.
En mi interior medito, y me pregunto:
¿Acaso va a estar siempre enojado el Señor?
¿No volverá a tratarnos con bondad?
¿Acaso su amor se ha terminado?
¿Se ha acabado su promesa para siempre?
¿Acaso se ha olvidado Dios de su bondad?
¿Está tan enojado, que ya no tiene compasión?
Lo que más me duele es pensar
que el Altísimo ya no es el mismo con nosotros.
Recordaré las maravillas
que hizo el Señor en otros tiempos;
pensaré en todo lo que ha hecho.
Oh Dios, tú eres santo en tus acciones;
¿qué dios hay tan grande como tú?
¡Tú eres el Dios que hace maravillas!
¡Diste a conocer tu poder a las naciones!
Con tu poder rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Oh Dios,
cuando el mar te vio, tuvo miedo,
y temblaron sus aguas más profundas;
las nubes dejaron caer su lluvia,
y hubo truenos en el cielo
y relámpagos por todas partes.
Se oían tus truenos en el torbellino;
el mundo se iluminó con tus relámpagos
y la tierra se sacudió con temblores.
Te abriste paso por el mar;
atravesaste muchas aguas,
pero nadie encontró tus huellas.
Dirigiste a tu pueblo como a un rebaño,
por medio de Moisés y de Aarón.